Actualizar España
Los casos de Leguina, Corcuera y un largo etc. de miembros del PSOE no conformes con lo que realizan Sánchez y su gobierno me hacen pensar de nuevo en la necesidad imperiosa de actualizar España a los cánones de los países avanzados en ideas. La sociedad española, en gran parte, es avanzada y progresista, si así se puede llamar, pero nuestras instituciones dejan mucho que desear por culpa de una derecha decimonónica, que yo comparo con esa Iglesia católica que sigue contándonos cuentos de hadas y así les va.
Cuando los mayores fuimos jóvenes, en aquella era franquista, nadie podía pensar en los cuentos de hadas del catolicismo más extremo ayudado por un gobierno que estaba ahí, por la gracia de Dios. Nadie discutía la virginidad de María o la Resurrección de la carne, porque ni siquiera pensábamos en ello. Hoy, los jóvenes escuchan esas cosas y se sonríen porque en la era del metaverso, ya no cuela. Y lo digo con verdadero sentimiento porque pienso que el ser humano necesita cierta espiritualidad, que no quiere decir religiosidad exclusivamente, pero ésta podía inspirar hacia un mundo algo fuera de lo material, hoy único Dios existente. Y vemos Iglesias vacías de jóvenes y con solo personas mayores que ya no se plantean un cambio de creencia en su mente, Y vemos a un papa progre al que se le inoculan en el Vaticano amenazas de todo tipo para que no se muevan ciertos planteamientos que hoy no tienen cabida. Pero después de 2000 años de vida, la Iglesia pasa por una crisis existencial que le puede conducir a ocupar puestos políticos que nunca pensaron, aunque su poder económico la va manteniendo.
Pues eso pasa con la política en España, con una derecha de tipo vaticano que se opone a cualquier avance y amenaza leyes sociales con anularlas si llegan a gobernar. Y a ellos se añaden miembros del propio PSOE que en su día se engancharon a Felipe (González) porque quizá su idea no coincidía con los métodos de Franco, en aquella posguerra odiosa, pero poco más. Porque su idea de España estaba fraguada en la bandera roja y gualda del águila como base de su pensamiento. Por eso, la derecha y estos otros personajes se plantean estar en contra total del gobierno actual de Sánchez. Simplemente porque se ha unido a los independentistas y a los rojos de todo tipo, entre otras cosas porque no le dejaron otro camino en su investidura ya que PP y Cs le negaron el pan y la sal. No hablo de Vox porque su idea es destrozar la democracia como embajadores del trumpismo, su única motivación, demostrada por Abascal mil veces.
Pero Sánchez es el único capaz de hacer lo que está haciendo sin entrar al trapo de insultos y bravuconadas absurdas y propias de niños que no te “ajuntan”, de una derecha que lo único que pretende es estar enfrentados a catalanes y vascos porque ese españolismo de banderita en la muñeca o en la correa del perro lo he visto varias veces, les da los votos de Madrid y de la ancha Castilla donde se concentra el mayor número de personas que ocuparon su tiempo en instituciones y empresas creadas en aquella posguerra y, por lo tanto, con ideario conocido por todos. No dudo que en otras regiones existen también personas de este ideario, pero la mayoría de las veces con mayor facilidad para dialogar. Cosa que en la capital suele ser más complicado por el extremismo que demuestran, por ejemplo, Ayuso y Almeida, hoy recuperando nombres de calles que dan vergüenza ajena. Entre otras expresiones que da pena escuchar a Ayuso bajo el paraguas de sus jefes Aznar y MAR.
Votar la izquierda unida y completa podría darnos la esperanza de seguir actualizando una España plural. Feijóo nos promete de nuevo el enfrentamiento, la ETA y poco más. ¿Lo queremos así?
Pero hay algo que me hace ser aplaudidor de las acciones de gobierno de Sánchez. Al enemigo es mejor tenerlo cerca que lejos. Y eso es lo que trata de hacer. Dialogar con ERC o con Bildu es completamente necesario. Hasta Maroto, en otros tiempos, lo hacía como alcalde de Vitoria/Gasteiz aunque ahora le prohíben nombrarlo. Y con ambos se ha conseguido ir adelante en acciones positivas y que, incluso hoy, en Catalunya ha bajado el deseo independentista. Pero no solo eso. Es que la Constitución tiene múltiples artículos que la derecha defiende, pero no practica “ni de coña”. Y no es cosa de enumerarlos porque se han repetido muchas veces en foros políticos, aunque hay algunos que rechinan demasiado y que denuncian a una derecha con prácticas que tratan de ocultar. Por ejemplo, como dato concluyente el CGPJ o la defensa de un emérito que su golfería y corrupción nos ha dado vergüenza ajena a muchos que antes incluso hasta nos resultaba simpático. Pero ha ayudado a todos los otros golfos de este país con una inmunidad que está fuera de tiempo, como tantas cosas que es necesario actualizar como país.
Por todo esto creo que si Feijóo, fracasado en muy poco tiempo, llegase a gobernar con Vox, el atraso que sufriría España nos alejaría de los momentos que hoy vivimos con un presidente que se planta en foros internacionales sugiriendo propuestas sin hacer el ridículo con un buen inglés, algo que casi nunca había ocurrido. Y ahora, aunque ellos lo nieguen, ocupamos un lugar que se hace oír con acciones sociales muy positivas. Asistí en mi vida laboral a foros internacionales de mi profesión y sé lo que digo. Pero eran otros tiempos donde el ”yes, it is” lo empezábamos cada día en las academias de idiomas. Con la derecha volveremos al silencio en Europa, un silencio que ahora no practican pero que solo van a decir lo malo que es el gobierno actual. Menos mal que la derecha europea nada tiene que ver con la española. González Pons lo sabe muy bien, pero aquí no lo puede explicar por muchos libros que haga. Por eso puede que acabemos, si ellos ganan, como la Iglesia católica, con un vacío mental que nos deje al vaivén de un gobierno incapaz de avanzar. Se llaman conservadores y lo son en extremo.
Votar la izquierda unida y completa podría darnos la esperanza de seguir actualizando una España plural. Feijóo nos promete de nuevo el enfrentamiento, la ETA y poco más. ¿Lo queremos así?
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César Moya Villasante es socio de infoLibre.