Librepensadores
Lo que buscamos en la concertada
Ayer, en el café del descanso, le pregunté a una compañera por qué había llevado a sus hijas a un colegio público. Me explicó que era una cuestión ética para ella y su marido. Que ni se plantearon llevarles a un cole concertado. “Y un privado ya ni de coña”. Le dije que si no se había dado cuenta que con sus impuestos también estaba subvencionando la escuela concertada, no solo la pública. Por supuesto que se habían dado cuenta. “Entonces no lo entiendo”, insistí: “Pues si lo estás pagando ¿por qué no os lo planteásteis?”Alegó que la pública era aconfesional. Y seguí: “¡Pero ahora los concertados no son como eran antes! Los chicos no tienen que ir a religión si los padres no queremos”.
Me puse un poco pesadita la verdad: “Mi hijo fue a religión aunque no está bautizado. Chica, no le van a enseñar nada malo en una clase de religión…” A esto, me contestó que para ella era importante que no les contaran mentiras a sus hijas. Este comentario la verdad es que me pareció un poco integrista. Y siguió con que quería que sus hijas crecieran en un ambiente más popular, más proletario, más diverso… Le dije que no se engañara, que en los coles concertados hay todo tipo de niños y niñas, de muy diferentes clases sociales y muy distinto origen en cuanto a la nacionalidad. Entonces ella sonrió levemente y me preguntó que por qué había yo llevado a mi hijo a un concertado. Le hablé de horarios compatibles con nuestro trabajo, de cercanía del colegio a nuestra casa, de rutas escolares…
Ahora estoy en casa sentada con una taza de chocolate en la mano, preguntándome si no sería yo la que al escoger un cole concertado para mi hijo se estaba engañando. ¿Qué busqué realmente al llevar a mi hijo a un colegio concertado? ¿Huía de algo? ¿Huía de algo? Pero a estas cuestiones solo responderé delante de mi abogado.
Marsa Ester es socia de infoLibre