Cambiar o qué
Si en algún momento acaba esta guerra terrible y absurda, el mundo deberá empezar a pensar que hay que cambiar casi todo. El problema es saber quién es ese mundo porque, en el panorama político, no se ve un líder de verdad. No es un problema de España, es mundial. Porque si llamamos líder a Putin, a Trump, a Macron, a... no se me ocurre nadie. Quizá fue Merkel la última líder de verdad bajo su manto de apaciguadora, de sensata y capaz de hablar de cualquier cosa con cualquier otro y respetar a todos. Era una nueva forma de ser líder, quiza por ser mujer. Pero ya se fue.
Pero si esta guerra acaba algún día sin que sea un desastre planetario, como se amenaza a veces y que esperemos que solo sea una amenaza, habrá que cambiar tantas cosas que ni me encajan todas en mi ya vieja mente. La tecnología nos debe cambiar la educación, debe orientarse el modo de adecuar ese empleo manual que lo hara la máquina, debe saberse que hacemos con todos esos parados futuros que quizá no tengan preparación suficiente para incorporarse a lo nuevo, lo que llega. Debe adecuar las empresas a un concepto de decisión en la Inteligencia Artificial (IA), que va a presidir casi todo, pero aun sin conciencia pura, por lo que puede convertirse en el problema y no en la solución hasta que los Elon Musk y cía. descubran cómo insertar en esos algoritmos los conceptos éticos y morales necesarios. Quizá se llegue, pero costará. Es necesario crear leyes que eviten el egoísmo mundial que está provocando una desigualdad tan extrema que se puede convertir en una guerra social, nada parecida a la que vivimos hoy, pero inevitable ante la falta de soluciones a tanta gente aislada en el futuro. Es forzoso cambiar de modelo energético, con lo que eso conlleva si no queremos dar la estocada final al planeta, porque ya vamos muy atrasados…
Son necesarios tantos cambios que no se me ocurre hoy quien puede liderarlos en un contexto mundial. Como bien sugiere ese gran periodista, Felipe Sahagún, que Jesús Maraña conoce muy bien, China será la nueva ordenadora del mundo empezando por someter a Rusia a sus modelos de vida. Quiza ganemos todos porque el modelo actual de producción de todo lo que se mueve en el mundo, la hace inevitablemente necesaria para el nuevo orden mundial. Su concepto de país comunista lo aprovecha para dirigir con mano dura, pero, por otra parte, su concepto capitalista razonable es una mezcla muy del tiempo actual. Sus gentes están acostumbradas al esfuerzo, hoy algo alejado de generaciones futuras, pues es increíble el hacer un pais como el actual sabiendo que hace 50 años era la nada.
En España, además de cambiar todo, tenemos un terrible problema con un trumpismo interno llevado por su rockefeller Abascal y sus gentes que sus ideas son de principios del siglo pasado y no tratan de cambiar nada con una inteligencia que lo único que persigue es el poder para evitar la democracia y, con la desgracia que ya empiezan a tocar poder por un PP que esta mas cerca de ellos en su ideología que la que se creían los jovenes que no conocieron la posguerra. Los que la conocimos y trabajamos con sus similares, sabíamos bien lo que pensaban que ahora se traduce de verdad en Castilla y León. Y no se ve un atisbo de inteligencia en ellos para darse cuenta de tantos cambios necesarios, en una mente que no admiten ninguno, ni lo más elemental. Ni siquiera convivir con quienes piensa en otro tipo de pais.
Por todo ello, creo que si no cambiamos todo y para ello se necesita liderazgo e inteligencia, volveremos a estar en las manos de los Putin, de los Trump del futuro que nos llevaran a un desastre que muchos ya conocemos, porque se basa en el poder absoluto de unos pocos, que hoy ya es muy difícil de prever en un mundo globalizado. Aunque quizá ahora se vuelva a dividir en bloques, como Rusia parece preconizar, pero el que manda al final es el dinero y es el único modo de vida actual, el mercado, donde todos nos necesitamos. Quizá con productos diferentes que nos simulen otra guerra económica pero que al final se convertirá en mercados abiertos disimulados. Tengamos confianza en muchos jóvenes ocultos aún, que se mueven ya en ese nuevo mundo y que hay que dejarlos ya ocupar su espacio necesario.
Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre