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Embarrar la política

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Pedro Crespo Rubio

Malos tiempos para la Política. La ciudadanía cada vez se desentiende más y habla negativamente de ella, y sobre los políticos, lo de siempre: mal y “todos son iguales” y “ sólo se preocupan de ellos mismos”. No lo comparto, pero razones aparentes no faltan.

Las sesiones parlamentarias, tanto en el Congreso como en el Senado, son insoportables. Quienes las solemos oir o ver contemplamos contínuas escenas de crispación y bronca; interrupciones muy frecuentes al interviniente si es adversario político, y aplausos al del propio grupo; golpes en la madera del escaño, y, a veces, hasta insultos. Tiene que gustar e interesar mucho la Política para no renunciar a ella. La oposición no pronuncia discursos, ni hace propuestas ni plantea alternativas a aquello con lo que está en desacuerdo. El adoptar una opinión o postura contrarias a lo manifestado o decidido por el Gobierno es lícito, pero la crítica permanente, a veces no justificada y casi siempre en tono alterado y sin argumentar debidamente, no lo es ya tanto. Y el Ejecutivo tampoco tiene discurso político, pues casi siempre sus tiempos se le van en defenderse de los ataques verbales de la derecha. Las intervenciones y actitudes de Vox, mejor ni comentarlas.

A veces, uno tiene la impresión de que este estado de cosas a que hemos llegado no es por casualidad sino que obedece a una estrategia preconcebida para inculcar miedo a los ciudadanos y provocar el desencanto y la abstención, que le suele resultar beneficiosa a la derecha, o el voto a determinadas opciones políticas, y, desde luego, alejarles de la Política para que no controlen a quienes la ejercen en su nombre y representación.

Esta especie de barro político en que estamos metidos es aprovechado para lanzar mensajes trasnochados por ciertos personajes nostálgicos del franquismo dictador, que, tras vivir seguramente muy bien durante su etapa activa, y percibir, ahora, posiblemente, pensiones máximas, hablar, impunemente, de fusilar a no sé cuantos millones de rojos.

Otro problema serio es el bloqueo del PP. a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, cuyos miembros llevan dos años en funciones y se permiten hacer nombramientos de alto nivel. E igualmente, la renovación del Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, Radio Televisión Española, el Tribunal de Cuentas, etc... Esta actitud del Partido Popular invita a pensar que a este partido le va bien con quienes forman parte ahora de estas instituciones y por eso no muestra interés alguno en el relevo de sus miembros.

Todo ello parece previamente consensuado por actores políticos y no políticos a los que no les gusta demasiado la Democracia, y se ha ido poniendo en marcha escalonadamente hasta llegar a embarrar no solamente la Política sino la Democracia hasta el estado actual.

Democracia modelo o república bananera

Democracia modelo o república bananera

El Sr. Casado, como líder del principal partido de la oposición, el cual posee experiencia de haber gobernado en España durante bastantes años, tiene una gran responsabilidad en la búsqueda del desbloqueo y la mejora del clima político por bien de la Democracia y la convivencia general en el país. Y vendría muy bien que pusiera orden en Madrid, donde el Gobierno que preside la Sra. Díaz Ayuso está llevando a la Comunidad de Madrid al desastre, entre otras cosas, porque una Región que tiene el PIB más alto de España, no puede ser la última en gasto por alumno en Educación y la penúltima en dedicación a la Sanidad. Está claro que sin cobrar los adecuados impuestos a los que más tienen, no se puede dar el bienestar social debido a los más débiles, que es lo que ocurre en Madrid. Pero es que, además, la Sra. Díaz Ayuso es una de las personas que más está contribuyendo a la crispación y alimentar el barrizal en que se encuentra la política en este país. Y quiere ser la máxima protagonista en todo; su afición a las inauguraciones cuasi faraónicas y no aprovechables, foto incluída, está suponiendo unos costes innecesarios a la Comunidad de Madrid, que después tendremos que pagar todos los madrileños vía impuestos. Y, posiblemente mal aconsejada por sus asesores, está como empeñada en autoerigirse en la gran lideresa del Partido Popular incluso a nivel estatal, y busca el enfrentamiento directo tanto con el Gobierno español como con el presidente, vicepresidente segundo y ministro de Sanidad, ya a nivel personal. En mi opinión, Pablo Casado, como presidente del PP, tiene aquí un problema serio por resolver, pues el caso parece que se le está yendo de las manos y, por supuesto, le quita a él el protagonismo que le corresponde.

Es urgente limpiar la Política. Todo iría mejor para la Democracia si vuelve el discurso político y la praxis elegante y tolerante, con todas las discrepancias que se quieran pero con respeto al adversario político y, sobre todo, a la sociedad.

Pedro Crespo Rubio es socio de infoLibre

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