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'Fake news', manual de uso y aprovechamiento

Fernando Pérez Martínez

La forma sajona de referirse a las mentiras que lanzan los medios ortodoxos y acreditados por ellos mismos, son atajadas al cabo del tiempo por las noticias ciertas. Por tanto se preguntarán candorosamente algunos amables lectores ¿para qué sirven entonces las noticias falsas si son descubiertas? Dónde radica la utilidad, si serán reconocidas como mentira al fin y al cabo. Eso de las patitas cortas de las mentiras. Mas no es así analicemos las ventajas, los resultados estimables de las puercas mentiras de los puercos medios mentirosos.

Parte de la utilidad de las noticias falsas radica en que desacreditan también a las noticias ciertas. Por qué dar crédito a una noticia cierta que podría ser mentira, como tantas noticias que antes que ella, parecían ciertas y, mira por dónde, eran más falsas que la jeta fotografiada de un cartel electoral.

La existencia de fake news, posverdades y otros productos de la misma gama, relativizan el efecto de la noticia en el público. En las teorías sobre el condicionamiento colectivo del pensamiento en la opinión pública, se receta una perdigonada de mentiras para acompañar, velar, falsear los efectos de una, o varias, o muchas noticias ciertas incómodas para el gobierno o el poder. Se consigue que parte de la opinión pública hable, opine, apoye los señuelos, quitándole refuerzos, audiencia a la verdad o verdades incómodas para ellos.

Por otro lado quienes se crean la información cierta son conscientes de vivir en un universo manipulado en el que su noticia cierta podría ser otro anzuelo malicioso y por tanto tampoco le concederán la veracidad que le asignarían, en el caso de que todo o la inmensa mayoría de lo que se publica en los diversos medios fuera contrastadamente cierto. La noticia falsa crea ciudadanos más o menos renuentes, desconfiados a todo, lo cierto y lo falso. Consiguiendo en buena parte de la sociedad igual respuesta ante la noticia falsa que ante la cierta.

Estos dos usos favorecen la ocultación y relativización de la noticia cierta y las subsiguientes reacciones que producen en la opinión pública la existencia de fake news son aprovechadas por el poder político y financiero a su antojo, atenuando el impacto de la rebeldía que las denuncias producen en la población, induciendo respuestas más tibias y difusas que las que la acumulación irritante de noticias ciertas de las maldades que protagonizan el puñado de gobernantes indecentes y sin escrúpulos, que desgobiernan su país, influirían en la población avivando la desobediencia a los poderes identificados como asociales, a modo de respuesta legítima.

Existe otro factor a tener en cuenta derivado de la proliferación de fakes news y es el que se manifiesta en la población, que acaba por aceptar que la realidad que describen las noticias ciertas, se difumina en un sinfín de versiones más o menos falsas de la actualidad, acostumbrando a la población a convivir con la mentira que se esgrime y argumenta frente a la verdad, como un recurso válido y aceptable.

Está lloviendo incontestablemente, y se nos ha estropeado el día de playa, pero desde las portadas de la prensa amarilla, las redacciones sumisas de las estaciones de radio, las imágenes de las pantallas del televisor amigo del poderoso, locutores, sonidos, imágenes, todo contribuye a reproducir la cobertura mediática que tendría un día cualquiera del mes de agosto. Creando a modo de banda sonora un pálido remedo de día de playa. A lo mejor a usted no le convence el cambiazo. Las primeras cien veces el reemplazo de liebre por gato, le sublevará, pero quizá a la ciento una repetición le parezca estúpido darse por aludido y alterarse por tan burda manipulación. De manera que se acaba por ceder el imperio de lo cierto, admitiendo compartimentar la actualidad en parcelas bajo la influencia de unos u otros medios, de modo que la antes conocida como información veraz se acabe convirtiendo en un bufé de opiniones, en un autoservicio dónde cada cual se sirve la dosis de realidad y fantasía que mejor se acomoda a sus peculiares gustos.

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Y lo que de verdad está pasando ¿a quién le importa? Vaya al diablo la problemática y espinosa realidad del mundo y despéñese por donde quiera, que en uso de la sacrosanta voluntad, inoculada a la población más asequible mediante las técnicas de control del pensamiento colectivo, éstos elegirán libérrimamente la ración de fake news apropiada a la supervivencia de su estabilidad psicosocialfake news, eligiendo el medio que les mienta más a su gusto.

La mentira, la fantasía es más hermosa que la realidad… pero usted vive en el mundo real, no en la fantasía de las noticias falsas o fake news. ___________ 

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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