Librepensadores

El falso nacionalismo catalán en tiempos del covid-19

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Luisa Vicente

Debido al cierre de las fronteras por el covid-19, Cataluña necesita para subsistir del turismo interior, para ello ha difundido un vídeo en español con estos eslóganes: Catalunya es mejor con vosotros, La felicidad es estar unidos. 

El mensaje demuestra que, cuando nos necesitan, están dispuestos a aparcar sus exabruptos xenófobos y a neutralizar su fiebre amarilla cuando les aprieta el zapato; "por interés te quiero Andrés", como dice el refrán.

En un mundo globalizado, imponer fronteras denota retraso y sectarismo, algo que un país demócrata y moderno no se puede permitir, y mucho menos inculcarlo a la ciudadanía. Todos necesitamos de todos y en este momento no sé si el presidente Torra presupone que las "bestias taradas con forma humana", como ha descrito a los españoles, vendrán a rescatarla.

Estas tierras que antes eran prósperas por el trabajo de catalanes y españoles honrados que vinieron a trabajar y a dar lo mejor de sí mismos, se ha convertido en una jungla de gente incívica que no respeta la ciudad, maleantes que duermen en las calles, beben y se drogan en público, cometen robos, asaltos, delitos incluso de sangre, muchos son jetas que ocupan casas de lujo mansiones, y vividores que asaltan la propiedad privada de familias trabajadoras. Sin embargo la policía autonómica hace la vista gorda, no pone orden y la gente vive recluida en sus casas, y con miedo en su propia ciudad. La Cataluña próspera que se desarrolló gracias a miles de españoles que dejaron aquí la piel y el sudor, hoy es conocida en el mundo como Dangerous City (ciudad insegura).

En relación con su deuda, Cataluña es la comunidad más endeudada. Desde hace años ha sido financiada por el FLA, o Tratado de Liquidez Autonómico, una línea de crédito creada por el Estado Español en 2012, al que tuvo que acogerse ante la imposibilidad de que su deuda pudiera cotizar en los mercados. considera como bono basura según las agencias de calificación Standard & Poor's, Moody's y Fitch.

Un país prospera cuando sus gestores son independientes, no se venden a lobbies por un 3%, crean puestos de trabajo y empresas locales con políticas adecuadas y diseñan proyectos ilusionantes que aumenta la calidad de vida de quienes trabajan y pagan sus impuesto.

Vivo en Cataluña hace más de cinco décadas y no reconozco mi ciudad. Hoy Barcelona es la ciudad más degradada, sucia y con el mayor índice de delincuencia y consumo de drogas duras. El número de personas que abandona estas tierras y vuelven a sus zonas de origen crece cada día. Su reputación está en entredicho internacionalmente, lo que hace que su turismo sea cada vez con un menor poder adquisitivo. Proliferan mayoritariamente visitantes extranjeros de botellón y alpargata, algunos agresivos y peligrosos por el consumo de substancias. Creo que su Govern, aún siendo la comunidad con más competencias que cualquier otra del país, no ha sabido gestionarla adecuadamente, y como muchos países bananeros, ahora vive preferentemente del turismo, lo que conlleva la gentrificación y el desplazamiento de de sus ciudadanos al extrarradio, originando la mayor burbuja del alquiler de toda la historia. La asfixia habitacional obliga a sus habitantes a destinar el 45- 60% de sus ingresos al pago del alquiler. Incomprensiblemente la ciudadanía no hace de contrapoder, por el contrario aplauden a sus gestores políticos, no cuestionan su corrupción, incluso pagan sus astronómicas multas. Flaco favor están haciendo a su país, si creen que exhibiendo lazos amarillos, y dejándose amaestrar por un gobierno zombi, van a conseguir el cambio que desean y que Cataluña necesita.

Luisa Vicente es socio de infoLibre

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