Y la izquierda... a la gresca

José Ramón Berné Marín

Otra vez la izquierda anda a la gresca, faltando menos de un año para las próximas elecciones generales, con el regocijo de los conservadores, que se frotan las manos pensando que si ellos no llegan, la izquierda les entregará el poder en bandeja de plata.

Siempre pensé que los movimientos ciudadanos, nacidos en el entorno del 15M, tendrían sentido en tanto que no se convirtieran en partidos políticos y, desgraciadamente, el tiempo ha confirmado mis sospechas. No se conformaron con ser un lobby que, con sus votos, pudiera condicionar las políticas de un PSOE que por las circunstancias o por su propia degradación había puesto proa hacia el centro. En mi opinión el sorpasso solo fue un sueño. 

Cuando los medios de comunicación, sobre todo las televisiones –no debemos olvidar a quién pertenecen las principales cadenas de televisión en este país–, dieron cancha a Pablo Iglesias, a sabiendas de que, si llegara a constituir un partido político podría recoger el voto de aquellos ciudadanos descontentos con la deriva de un partido socialista cada vez menos obrero, fraccionando de esa manera el voto de la izquierda, facilitando la permanencia de la derecha en el poder. 

Y pasó lo que tenía que pasar, se funda un partido, PODEMOS, con la idea de que va a dirigirse de manera colegiada por los distintos círculos populares. ¡Qué bien sonaba! Pero claro, cuando alguna opinión no concordaba con la “jefatura”, léase Pablo Iglesias, Monedero… ya empezaron a surgir las primeras rupturas, incluso antes de llegar a pisar alfombra. Más tarde, deciden hacer un frente común con otros partidos salidos de escisiones de ellos mismos o de otros movimientos similares, al que se une Izquierda Unida, como el que se agarra a una tabla de salvación, y consiguen aglutinar el voto de esos votantes que o bien se sitúan ideológicamente a la izquierda del PSOE o bien se sienten defraudados por este. 

Pablo Iglesias no puede soportar que el liderazgo de esa nueva izquierda pueda recaer en Yolanda Díaz

Ya están pisando alfombra, ya han llegado al gobierno, y ¿ahora qué? El resultado, a mi entender, no ha podido ser mejor, con una pandemia de por medio y condicionados, actualmente, por una guerra, el gobierno ha sabido capear el temporal de manera sobresaliente y con algunas políticas que quizás con un gobierno solo del PSOE, probablemente, no se hubieran aplicado. Pero cuando llega el momento de la verdad y se avistan en el horizonte nuevas elecciones, ¡crag! Otra vez se rompe la cuerda. 

Pablo Iglesias no puede soportar, a pesar de su aparentemente generoso “echarse a un lado”, que el liderazgo de esa nueva izquierda pueda recaer en Yolanda Díaz, una de las personas más relevantes y valoradas del gobierno, llamada a ser, si no lo es ya, una figura de peso dentro del panorama político, y el exvicepresidente pondrá palitos en la rueda para evitar que pueda llegar a buen fin una sola candidatura que aglutine a la izquierda, no podría soportar un buen resultado sin su presencia física o espiritual.

Estamos viendo lo que hará el PP el día que vuelva al gobierno, con Vox o sin Vox. Lo del Tribunal Constitucional ha sido una pequeña muestra; así que… Un ruego a los dirigentes de los nuevos partidos de izquierda: dejaos en casa vuestros egos, aparcad las nimias diferencias, pensad en la gente y unid vuestras fuerzas; si no lo hacéis así, os veremos de nuevo limpiando la pista al PP y a VOX para que, contando con vuestra inestimable colaboración, su próximo aterrizaje se produzca sin el menor contratiempo.  

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José Ramón Berné Marín es socio de infoLibre

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