Librepensadores

Mensaje electoral (no apto para políticamente correctos)

Pablo Guérez

Estamos, por desgracia, en campaña electoral formal (materialmente llevamos en ella toda la legislatura, y estoy de Rajoy hasta la coronilla que, en mi caso, es ya bastante visible).

A falta de mejor denominación, en lo político me defino como liberal en costumbres y de izquierdas en lo social. Mis convicciones religiosas van por otro lado, "no son de este mundo", pero soy partidario de una teología de la impotencia y de la confianza, próxima al movimiento franciscano, así como de una teología arrodillada e indignada (Vitoria Cormenzana: Sal Terrae, Santander, 2013), en la línea de los Cuadernos de Cristianisme i Justicia, de la Fundación Lluis Espinal, a favor de los pobres y de la distribución equitativa de la riqueza a través de mecanismos de justicia social, ya sea desde el Estado, ya desde los grupos sociales intermedios, como punto de partida para garantizar un mínimo de bienestar a todos, y que debe ser complementado por la caridad.

Volviendo a lo estrictamente político, tenemos que tener en cuenta una cosa: el ultraliberalismo no nos lo van a quitar de en medio estas elecciones. Para ello hay que trabajar por ganarse la hegemonía cultural, en sentido gramsciano, en las instituciones que verdaderamente rigen el mundo, y derrocarlas, si hace falta. Entrar en el Banco Mundial, el FMI, la Fundación Rottschild, etc. Y acabar con el Club Bilderberg y con las logias masónicas: ¿muy ambicioso? Pues sí.

Así que vayamos a la política nacional. Éste es mi consejo para el voto:

1. Si queréis ejercer una opción de voto testimonial y ética, pero con pocas posibilidades reales, no ya siquiera de gobernar, sino de sacar escaño, por razones de justicia social y modelo de sociedad de izquierda real, votad a Unidad Popular. En favor de esta formación, destaco su humildad y un pragmatismo programático -no ideológico-, volcado en el restablecimiento de un Estado del bienestar del estilo de los modelos germánico y nórdico de los años 80 y 90 y la honradez de sus candidatos, algunos de los cuales conozco personalmente. Ojalá saquen uno o dos diputados para actuar en el Congreso como mosca cojonera o, mejor dicho, como acicate crítico.

2. Si queréis ejercer una opción de voto testimonial y ética, pero con pocas posibilidades reales, no ya siquiera de gobernar, sino de sacar escaño, por razones de lucha por la regeneración democrática, votad a UPyD. Cualquier persona que haya residido en España durante los últimos dos años es conocedora de la impagable contribución de esta formación política a la lucha contra la corrupción.

3. Si apoyáis una opción de centro-derecha "de rostro humano", muy comprometida con la lucha contra la corrupción, la regeneración democrática, pero poco en la lucha contra las desigualdades, votad a Ciudadanos. En favor de esta formación no puedo dejar de comentar mi simpatía por la vuelta a un Derecho penal liberal, que apueste, por ejemplo, por la eliminación de la polémica, pero a mi juicio afortunada, agravante de "violencia de género", demasiado complejo como para que pueda ser objeto de una restricción teleológica por parte de nuestros jueces y juezas. La ley integral de protección para la violencia de género fue una ley excelente en el papel, salvo en lo penal. Nunca fui amigo de las "discriminaciones positivas", y menos sin matizaciones (que no son equivalentes a "acciones compensatorias", estas mismas no son igualmente legítimas en todas las ramas del Derecho, especialmente, en relación con el Derecho Penal, "última ratio" del Derecho); lo que falta es un plan educativo y social para ayudar a las mujeres maltratadas, al margen de "gender theories" de dudoso fundamento epistemológico, y para ello se necesita dinero. Sin embargo, en relación con la política universitaria, la idea de establecer un MIR -que en principio parte de cierta lógica formal que comparto- demuestra un absoluto desconocimiento de la actividad docente e investigadora, que sigue siendo, en este país, puntera, pese a las políticas de recortes realizadas tanto por el PSOE como por el PP.

4. Si apoyáis una opción de centro-izquierda comprometida con una ayuda limitada a las minorías sociales, pero, según las encuestas, con posibilidades de derrocar al PP, parcialmente regenerada y como opción de voto útil, votad al PSOE. Por cierto, quisiera romper una lanza a favor de Pedro Sánchez, humillado hasta la saciedad por Atresmedia y por otros grupos mediáticos, hasta el punto de que quizá pueda hablarse de una nueva pinza "PP-PODEMOS". El simple hecho de que Pedro Sánchez se haya borrado del Club Bilderberg me merece todo mi respeto, y lo considero digno de una persona que no busca el Poder como fin último de su acción política y moral.

5. Si apoyáis una opción de izquierdas con posibilidades, pero con cierto grado de populismo, aunque con cierta capacidad para defender, tanto desde un hipotético Gobierno (muy hipotético, eso sí) o desde la oposición los intereses de las clases trabajadoras, votad a PODEMOS.

6. Si apoyáis una trama de corrupción que se presenta a las elecciones, u os conformáis con las "migajas que caen de la mesa del Señor" presuntamente concedidas graciosamente por el Gobierno en el curso de una dudosa recuperación económica, o por cuestiones morales o religiosas en las que no voy a entrar, consideráis de buena fe que es la opción mejor, o por cualquier otra razón legítima, votad al PP.

7. Si sois ultraconservadores y pensáis que VOX es una buena opción votadles, le restará voto al PP.

8. Por último, si pensáis que todos los partidos son iguales, si sois "antisistema" por estética o simplemente pensáis o intuís que el sistema de representación democrática heredado de la Revolución Francesa es una mera "correa de transmisión" de los poderes financieros (hasta cierto punto esa sería mi posición, pero sólo hasta cierto punto), votad a otras candidaturas sin opciones, en blanco, nulo (con el mensaje creativo que más os satisfaga) u absteneos.

Ésta es mi humilde opinión. Si os ha gustado (ya sé que es difícil que guste a todos) difundid este mensaje. Por cierto, las injurias a grupos indeterminados de personas, así como a los partidos políticos, como a las personas jurídicas -salvo en el caso de las Fuerzas Armadas- no son delito en España según la legislación vigente, de acuerdo con la interpretación jurisprudencial y doctrinal dominante. Tampoco lo es, en general, la apología de la injuria.

Pablo Guérez es doctor en Derecho y socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats