'No mires arriba': el solucionismo como negacionismo

Albino Prada

Después de ver la película No mires arriba, lo que más me sorprende de buena parte de las reseñas y comentarios sobre la misma que había leído previamente es que se centran casi en exclusiva en el choque entre unos encomiables científicos defensores de la verdad (al respecto a una amenaza catastrófica para la humanidad) y unos negacionistas insensatos. Ya sean los muy manipuladores y poderosos medios de comunicación, ya sean dirigentes de la Casa Blanca.

Sin embargo muy pronto queda claro en esta fábula satírica que los más peligrosos negacionistas de las amenazas para la humanidad son los que ya las están gestionando como una gigantesca oportunidad de negocio. Porque en la película el gurú de los teléfonos inteligentes (el señor Gafam, recreado aquí como Isherwell que es el CEO de una todopoderosa empresa BASH) muy pronto hará valer su influencia empresarial sobre los medios y la Casa Blanca.

Y así es como en esta fábula se recupera con sarcasmo el argumentario de los numerosos tecnófilos y empresarios que ven en la IA y en sus algoritmos las soluciones para todos los problemas del mundo (desde el de un meteorito, hasta el cambio climático, el hambre en el mundo, la felicidad humana, el colapso energético o los conflictos sociales). Soluciones que siempre son oportunidades de negocio.

En la película el solucionismo de estos optimistas tecnológicos acaba como el rosario de la aurora, eso sí, debidamente acompañado por los medios de comunicación y los gobernantes de turno. Al final el señor Gafam Isherwell y su séquito de dos mil privilegiados plutócratas se encogen de hombros y toman las de Villadiego hacia otro planeta. 

Ahí os quedáis. No por mirar arriba, sino por no poner en su sitio a los de arriba. Medios, dirigentes políticos y, sobre todo, hipercapitalistas como Bill Gates, Jeff Brezos, Mark Zuckerberg,  Larry Page o profetas de los hiper fondos de inversión como John Bogle o Larry Fink

Porque este nuevo mutante de Frankenstein (Isherwell en la película) será una mezcla muy lograda de todos ellos, que nos quiere persuadir de que no es un capitalista codicioso, sino un místico-visionario que busca la salvación de la humanidad a través de la tecnología (digital, nuclear, genética o biológica).

Recomiendo ver esta película como sátira o esperpento, no como comedia ligera aunque lo parezca. Porque en esas estamos: recibiendo devotamente a estos personajes en todos los despachos ovales que por el mundo hay. Y no digamos como les bailamos el agua en los medios de comunicación. Quién paga manda. 

Y es así como avanza una casi perfecta corrosión de la democracia y de nuestras sociedades. Bajo un puño de hierro con guante de terciopelo digital. 

Albino Prada es socio de infoLibre

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