El odio que no cesa

Antonio García Gómez

 “Una vez más el siglo XXI escupe guerra y devastación. Es la fucking condición humana. En esta ocasión es el pueblo palestino el que padecerá. La ciudadanía, el pueblo literalmente”. Pako Martí.

Desde 1947, desde 1967, desde 1973, día a día, año tras año, de hito en hito que celebrar, conmemorar o lamentar, el odio agrandando el fracaso humanitario que no quieren terminar de cerrar. En nombre de sus dioses implacables, sus soberanismos innegociables, en manos de los humanos autoerigidos como testaferros de la exigencia, de nuevo, sagrada y divina, a costa de cuantas vidas humanas hayan de pagarse, sin regateos.

Ahora toca en Israel, en Palestina, en otro desastre humanitario, inhumano, que arroje victorias o derrotas, a costa de cuerpos muertos, asesinados, destripados, para mayor gloria de la ausencia absoluta de poder o/y de saber convivir.

Mientras crece la santa ira, el odio intratable, la necesidad o las ganas de matarse sin cuartel, sin piedad, la geopolítica que esconde la peor saña contra quienes se puede intentar el ataque, el asesinato selectivo, la ira y el daño irreparables.

Y sin solución a la vista, ni corta ni larga, de los unos contra los otros, intentando lo imposible, cuanto es acabar con el otro hasta dejar solo… “tierra quemada”

Cuando Israel se acercaba a los musulmanes “ricos”, es decir a Arabia Saudí, y se volvieron locos de celos los musulmanes “pobres", es decir Irán, y a la chita callando se fueron armando los “milicianos de Hamás”, que no son Palestina, frente a Netanyahu y su gobierno de halcones, que tampoco son Israel, preparados para “la guerra de todas las guerras”, mientras se odiaban a muerte, los fanáticos de uno y otro bando, y malvivían los unos y temían los otros.

Tras tantos años sin haber sido capaces de haber aprendido a convivir. Mientras Hezbolá, desde el norte, también azuza, armada por quienes aman el gran negocio de la guerra, y se abre el infierno, de nuevo, entre seres humanos que se odian y se resisten a llevarse medio bien, siquiera con cuentas pendientes que solo saben resolver a sangre y fuego.

Y ya se habla de Rusia alimentando las iras de los terroristas, y ya se habla de EEUU de parte del gobierno israelí. Y sin solución a la vista, ni corta ni larga, de los unos contra los otros, intentando lo imposible, cuanto es acabar con el otro hasta dejar solo… “tierra quemada”.

Buscando responsables y culpables, con miles de muertos en el trance, sin otra posibilidad de intentar alcanzar lo inenarrable, pretendiendo hacer desaparecer de la faz de la tierra al enemigo que abarca también, sobre todo, a los inocentes de uno y otro bando.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.

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