Librepensadores

Pacto de... ¿izquierdas?

David Ortiz

El panorama que nos han dejado los últimos comicios generales es revelador. Toca posicionarse y son malas horas para quien por mucho tiempo ha hecho del juego a dos bandas su modus operandi. Ante este escenario se desatan las presiones intentando salvar el cuello y cada quien señala al otro para evitar depurar sus propias responsabilidades. Vamos, lo normal en un clima propicio para ver desatados los más bajos instintos de supervivencia y conservación política. Lo extraño, sí es escuchar voces que antes sostenían que PP y PSOE era la misma cosa, ahora clamar por un “pacto de izquierdas” que cuente con el Partido Socialista. Y aquí es donde invitan a Podemos dejarse llevar en un baile en el que Pedro Sánchez ponga música y salón.

¿Por qué habría de dar Podemos un cheque en blanco a un PSOE que más allá de la verborrea no se ha desmarcado últimamente de las medidas de austeridad que aplica el Partido Popular, sino más bien las han urdido juntos en agazapado contubernio? Todos hemos escuchado reiteradamente a Pedro Sánchez y compañía admitir, en acto de aparente autocrítica, haber cometido como partido errores en el pasado más reciente y surge entonces la duda: ¿Están reconociendo en modo alguno la traición a la izquierda y a sus propias siglas o quizás consideran dichos errores de tipo estratégico visto ahora el impacto en el electorado de su política actual? Lo primero sería confesar el crimen con arrepentimiento, lo segundo sólo lamentarse de no haber borrado bien las huellas.

Luego habría que exigir al señor Sánchez nos aclare punto por punto cuáles son las líneas que expone Podemos considera él inaceptables. Para los que sostienen que el tema referéndum catalán es un muro infranqueable, sólo recordar que en Andalucía no estaba sobre la mesa y allí tampoco Susana Díaz quiso pactar sobre propuestas que aludían en su totalidad a políticas de justicia social y regeneración democrática.

La formación que lidera Pablo Iglesias no está planteando ahora nada que no defendiera antes en campaña. No se debería atacar a ningún partido por el simple hecho de respetar su propio programa. Para una vez que sucede.

Pedro Sánchez y el partido que encabeza se encuentran en una encrucijada difícil y trascendental. La estructura se resquebraja y apelarán a todo tipo de discurso de miedo anti-Podemos y de amor patrio para intentar evitar el barco naufrague. Demasiado tarde se me antoja. PSOE tuvo que escoger un día la banca o la gente, se posicionó y subestimó las consecuencias que inevitablemente aquella decisión acarrearía. Muchos socialistas ya han detectado las incoherencias y prefieren otorgar ahora a Podemos una carta de representación que ya no les acomoda conceder a un PSOE atascado entre tanto ERE, 135, desahucio exprés y puerta giratoria.

Luego está Susana Díaz como medida desesperada. Sí, la misma Susana Díaz que preside la comunidad con más desigualdad y paro de España. Sí, la que junto a Ciudadanos pacta torpedear la comisión que investiga el caso de corrupción en los cursos de formación en Andalucía. La de mantilla y besamanos. La niña bonita del Ibex 35. La bala en la recámara para intentar colarnos un PSOE renovado de “café para todos”. Jugada impotente para prolongar la agonía. Golpe de efecto de muy corto recorrido que paradójicamente demuestra debilidad en el armazón.

Si la mejor baza del PSOE es aferrarse a su lado más rancio y conservador de la mano de Felipe González, si arrimarse cada vez más a la derecha es la opción superior a considerar por barones y baronesas, es que no han entendido nada. Semejante disparate solo podría explicarse como acto liberador de quien ha estado por mucho simulando y al fin puede mostrase realmente como es. Ya podrían haberlo hecho hace mucho y no esperar la circunstancia obligara. Al menos nos habríamos ahorrado tanto paripé.

Así las cosas, queda intuir que quien defiende hoy tan alegremente un “pacto de izquierdas” sólo pretende darnos el cambiazo una vez más, aceptando por su parte el mal menor necesario para seguir perpetuando un bipartidismo que, rodilla hincada ante Merkels y Junkers, ha triturado ese manido “estado de bienestar” que con cínico ademán pregonan unos y otros.

Los tiempos actuales demandan conciencia y consecuencia. El socialismo no puede ser de temporada y limitarse a un desfile de corbatas y chaquetas rojas por mítines y platós de televisión. El socialismo no es eso señor Pedro, no lo es señora Susana, no señor Felipe González. El socialismo no es de armario. ______________

David Ortiz es socio de infoLibre

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