El precio de no desairar a Israel
En las últimas semanas hemos asistido a un ejercicio de contorsionismo en la UE para no desairar a Israel. Pero ¿cuál es el precio de no desairar a Israel? La respuesta es miles de vidas humanas. Miles de vidas humanas que, al parecer, en la UE no nos importan tanto como que Israel coja una pataleta por lo que los 27 tienen que decir. No pasa nada, ya viajarán Von der Leyen o Macron a dar un abrazo a Netanyahu, mientras se justifica lo injustificable.
El horror y el dolor que han dejado los ataques de Hamás es indescriptible. También lo es las matanzas que dejan los bombardeos indiscriminados israelíes. No es “derecho a defenderse”, es una auténtica masacre.
La escalada bélica alentada por un occidente más preocupado por cómo le afecta esto que por las consecuencias para los millones de palestinas y palestinos que están en un territorio ocupado, tiene precedentes. Y todos son malos y las consecuencias desastrosas. No hace falta ir muy lejos para ver cómo ha acabado ese “derecho a defenderse” en Afganistán o Irak.
La llamada comunidad internacional se enreda en discusiones sintácticas para sacar comunicados, sin mover realmente un dedo en promover un alto el fuego. El resultado final es legitimar las violaciones del Derecho Internacional Humanitario que se están cometiendo. Si vale para Rusia, vale también para Israel, pero resulta que este último es nuestro amiguito y la cosa se complica.
La llamada comunidad internacional se enreda en discusiones sintácticas para sacar comunicados, sin mover realmente un dedo en promover un alto el fuego
No se quieren voces disonantes, y cuando se escuchan simplemente se les veta los permisos, se les descalifica y se les ignora. Con su postura, EEUU y la UE están apoyando también la deslegitimación de un organismo internacional, que nos dimos para, precisamente, evitar que ocurriesen nuevas barbaridades como la que estamos presenciando. Si la ONU ahora nos incomoda con sus palabras, entonces ¿ya no nos sirve? O ¿ya no sirve a nuestros intereses?
El interés no es parar la guerra. Para EEUU es desplegar sistemas de defensa en la región; para la UE, un acuerdo con Egipto, no vaya a ser que palestinos y palestinas que pudieran escapar por el paso de Rafah quieran refugiarse en Europa.
Lo peor está por llegar. Las autodenominadas grandes democracias están permitiendo (de forma directa o indirecta) un nuevo desastre humanitario. Responder a la violencia con violencia no ha funcionado en el pasado. Sentarse a una mesa y hablar no está en la agenda. Salvar miles de vidas es lo que está en juego. El precio a pagar va a ser muy alto, no nos lo podemos permitir solo por no desairar a Israel.
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Carol García es socia de infoLibre.