La portada de mañana
Ver
El PSOE se lanza a convencer a Sánchez para que continúe y prepara una gran movilización en Ferraz

A vueltas con la comunicación

Julián Lobete

Preocupa en la izquierda que una parte importante de la ciudadanía opte por formaciones de derecha o extrema derecha, a pesar de los logros de gestión del Gobierno actual. Cambio de ciclo lo llaman.

¿Es un fallo de comunicación? ¿Es que la izquierda no sabe comunicarse con los ciudadanos?

No nos equivoquemos, el centro de la cuestión no es la gestión sino los valores. El cambio de ciclo es una batalla cultural, de valores, y la derecha va ganando. Para comunicar los valores progresistas, la izquierda tiene que estar convencida de que los suyos son los mejores, definiendo el marco adecuado para ellos, como dice George Lakoff.

Para comunicar bien, tenemos que estar muy convencidos de lo que transmitimos, y ser consecuentes con los postulados que predicamos. Si no es así, la comunicación estará truncada.

Es imposible ganar simplemente aportando datos verdaderos y demostrando que se contradicen con los argumentos de nuestro oponente

El primer consejo que el lingüista norteamericano citado nos da en su obra No pienses en un elefante es que evitemos los concursos de gritos. “Recordemos que la derecha radical necesita una guerra cultural y los gritos son el discurso de dicha guerra. Si logramos que el debate se civilice habremos ganado”.

Los más importante es redefinir el marco, los hechos sin marco no nos harán libres. Es imposible ganar simplemente aportando datos verdaderos y demostrando que se contradicen con los argumentos de nuestro oponente. Los marcos superan a los datos, de manera que sus marcos permanecerán y los datos rebotarán. Siempre debemos redefinir el marco; no podemos hablar de tributación progresista si aceptamos el marco de los impuestos de la derecha.

Lakoff es una referencia imprescindible para una comunicación progresista, por sus aportaciones teóricas y por su experiencia en crear grupos de discusión y difusión progresista por todo Estados Unidos durante muchos años.

Si Lakoff es la referencia progresista, Frank Lunzt es la referencia conservadora. Experto en sondeos y encuestas, también ha formado grupos de difusión de las ideas conservadoras, y asesorado a la derecha desde el Contrato con América hasta campañas de los Bush, y otras muchas. Su libro La Palabra es Poder es una referencia en materia de comunicación política, y conviene leerlo.

Quien define el debate determina el resultado, dice Luntz, lo que viene a ser lo mismo que dice Lakoff, quien define el marco gana.

En la Palabra es Poder su autor nos dice que no es partidista, pero toda su exposición está destinada a crear marcos para la derecha, como intentaremos demostrar más adelante, lo que no impide que sea muy conveniente tener en cuenta algunas de sus enseñanza y postulados.

Sus diez reglas para una comunicación eficaz son perfectamente aplicables a una comunicación progresista: 1) Simplicidad, use palabras fáciles. 2) Brevedad, utilice frases cortas. 3) Credibilidad, tan importante como la filosofía. 4) La coherencia importa. 5) Novedad, ofrezca algo nuevo. 6) El sonido y la textura son importantes. 7) Hable con ambición, personalizar y humanizar el mensaje para activar recuerdos emotivos. 8) Visualice. 9) Haga una pregunta. 10) Proporcione el contexto y explique la relevancia.

Para Luntz, esta última regla es la más importante, “hay que decir a las personas el porqué de un mensaje antes de decirles el en consecuencia y de la forma que”. Otros llaman a esta operación enmarcar, Luntz prefiere el contexto, pero lo importante es que siempre es necesario explicar. Para persuadir, primero educar y después motivar.

Buscar las palabras eficaces es el objetivo de toda comunicación. Son palabras eficaces las que conectan ideas, emociones y temores y también con los principios y valores.

A veces estas palabras eficaces esconden trampas o tergiversaciones; están dedicadas a esconder la realidad. Luntz nos ofrece en su libro ejemplos de lo que él considera palabras eficaces. Una de ella es denominar al impuesto de sucesiones o de patrimonio impuesto de la muerte, y que por tanto merece morir. Decimos que oculta la naturaleza del impuesto de sucesiones o de herencia porque es un impuesto para vivos (el muerto al hoyo y el vivo al bollo) que han recibido un incremento de sus ingresos o patrimonio, a lo que seguramente poco han contribuido.

Además, Luntz pone como ejemplos únicamente casos en los que el testador fue un pequeño empresario que ha dedicado mucho esfuerzo a levantar su empresa o negocio. Las situaciones de sucesiones son muy variadas, por lo que su regulación ha de tener en cuenta todas las situaciones posibles.

Otra propuesta de Luntz es llamar a las perforaciones petrolíferas extracciones energéticas, es decir quitamos lo negativo que la palabra petrolífero conlleva y nos aprovechamos de la aceptación de la palabra energía; la perforación es sustituida por una palabra más suave, extracción.

Llamar a la privatización de la Seguridad Social, personalización de la seguridad social, es otro ejemplo engañoso de palabras eficaces. Privatizar la seguridad social solo es personalización en la medida en que será cada ciudadano personalmente quien pagará el seguro correspondiente, aunque la atención posterior tenga poco de personalizada, salvo en la propaganda.

Por todo ello, he dicho que Luntz es partidista, su búsqueda de palabras eficaces siempre está orientada a defender las tesis de la derecha en cualquier materia.

Veamos otro lema repetitivo y constante de todas las derechas: “el dinero donde mejor está es en los bolsillos de los ciudadanos”. No se decía que había que ser emprendedor e invertir?. Además, ¿cuánto durarán 60 euros anuales en los bolsillos de un ciudadano que se ha beneficiado en esa cantidad de la rebaja de impuestos? ¿Y a qué se dedicarán los 1.500 euros que ha obtenido otro ciudadano de mayor renta con la rebaja? Muy posiblemente a consumo suntuario. Mientras tanto las arcas públicas no disponen de 1.560 euros para invertir en sanidad, educación o infraestructuras.

No es difícil rebatir los mensajes de la derecha cuando se dispone de los marcos adecuados, pero lograrlo es cuestión de esfuerzo y trabajo conjunto. No es un problema de los expertos en comunicación de los partidos, que también, o de los portavoces. Es una tarea que podemos abordar todos los ciudadanos preocupados por el avance de las ideas de las derechas.

Si los partidos no quieren contar con el enorme potencial de grupos de discusión ciudadana, como lo hizo Lakoff en Estados Unidos, formémoslo nosotros los ciudadanos de a pie, con nuestros grupos de amistad o de intereses y familia.

Desmontemos los bulos, no aceptemos los mensajes insultantes, entrenémonos en encontrar el marco adecuado para discutir sobre impuestos (contribuciones), educación (la trampa del cheque escolar) etc etc.

Atrevámonos (regla número 7 de Luntz, hable con ambición)

______________

Julián Lobete es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats