Zangoleteo de ocurrencias

Al igual que a una persona con demencia que durante gran parte del día se dedica a zangolotear por la casa hay que cerrarle las puertas para que no se escape inconscientemente, cuando una ocurrencia estúpida empieza a hacerlo por el cerebro hay que mantener la boca cerrada no se vaya a escapar en forma de palabras torpes e insolentes.

Asegura Moreno Bonilla que, después de muchas décadas, las mujeres han adquirido formación suficiente como para ocupar cargos de responsabilidad. Gracias a esas capacidades recién conquistadas, a diferencia de años anteriores, el descubridor del flamante talento femenino, las ha colocado en mayoría en el gobierno andaluz que él preside. La explicación era innecesaria, pero le rondaba la cabeza y, aunque hubiera debido callar, encontró la boca abierta, quizá ocupada en sonreír, y se escapó traducida en ondas sonoras para mofa y escarnio públicos. Lo que podría ser considerado un insulto, tanto a la inteligencia como a la mujer, ha quedado en simple autodefinición.

No le hubiera venido mal poder contar con la malagueña Victoria Kent (1898-1987), pionera en la historia del Derecho Español contemporáneo, que formó parte del gobierno republicano de Alcalá Zamora como directora general de prisiones, donde puso en práctica una reforma penitenciaria revolucionaria. Le podría haber ayudado a comprender sus cárceles internas, incluso a liberarse de ellas.

No es necesario llegar tan lejos ni tan alto, solo hace falta mirar alrededor para saber de las aptitudes de la mujer, equivalentes a las del hombre cuando menos; su menor presencia en puestos de relevancia política, empresarial y, en fin, social no se debe a otra razón que al secular machismo dominante, que persiste incluso entre los más jóvenes. 

El hombre que susurraba a los camellos ha traído al PP la moda de la moderación frente a la intemperancia precedente de Casado y a la burricie insistente de Ayuso. Pero la genética política tiene mucha fuerza. A pesar de su carácter perfilero y sosegado, los nuevos dirigentes populares atesoran viejas costumbres.

El consejero de Medio Ambiente de Castilla y León culpa de los incendios, entre otras, a las nuevas modas de los ecologistas respecto a la limpieza de las riberas de los ríos. Lo hace con verbo suave e imprudente, semanas después de que PP y Vox se negaran a ampliar los medios para prevenir incendios en invierno. 

Una gran proporción de la actividad mental ocurre de forma automática, por cerebración inconsciente, si bien, en muchos casos, basada en una “raigambre ideológica” instalada en sus neuronas. Ya queda menos para que, con moderación, se culpe a Greenpeace de la crisis climática, a Amnistía Internacional de la guerra en Ucrania y al feminismo de la violencia machista. Veremos.

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José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández es socio de infoLibre