Obituario

Adiós a Johnny Hallyday, un icono del rock francés

Foto de archivo del cantante de rock francés Johnny Hallyday durante un concierto en Bruselas (Bélgica).

Cáncer de pulmón, 74 años, ha muerto Jean-Philippe Léo Smet. ¿Una noticia más? ¡No! Ha muerto Johnny Hallyday, el Elvis francés, el cantante que encarnó el rock and roll en Francia –y en buena parte de Europa– durante los años sesenta, el ídolo para millones de seguidores de Salut les Copains, la revista musical emblemática en ese país; el artista que hasta hoy mismo llenaba cualquier concierto; el presentador en televisión de Souvenir, Souvenir, un programa que recogía los años dorados de ese tipo de música, mucho antes de que se llenara de adjetivos: sinfónico, progresivo, duro, y un interminable etcétera. Hallyday ha sido It's Only Rock 'n' Roll, como cantaban los Stones, aunque en su últimos años, como casi toda su generación, mezclara la balada en sus conciertos.

Las biografías cuentan su infancia en Inglaterra; sus inicios, precisamente con una balada Retiens la nuit, pero sobre todo destacan la canción que le lanzó en Francia y en el mundo: Let's twist again, de Chubby Checker, que graba en francés con el título de Viens dancer le twist. En España aún no existían los discos singles, y su primer disco, con cuatro canciones, incluía ambas versiones, completadas en la cara b por Retiens la nuit y Une poignée de terre.

Hallyday quedaba bautizado como el Elvis Presley francés, aunque su aspecto y actitudes recordaban más al actor James Dean que al Rey del rock&roll. Pronto apareció en la portada de la revista Salut Les Copains, junto a Charles Aznavour, autor de muchas de sus canciones. Enseguida se conoció su romance con Sylvie Vartan, la exitosa cantante que había explotado con Si yo canto y continuado en primera línea con La mas bella del baile,El ritmo de la lluvia, y tantas otras. Se casarían en 1965, paralizando Francia, y se separarían en 1980, pero durante década y media fueron La Pareja en el país vecino. Una pareja que aparecería múltiples veces en la Televisión Española de entonces, tanto en Gran Parada como en Amigos del lunes, lo que contribuyó a su popularidad en un país que miraba musicalmente a Francia e Italia, aún antes del fenómeno Beatles.

Durante los sesenta, Hallyday situaba cada nuevo disco, cada nueva canción en el número uno, a pesar de no brillar especialmente en la composición. Lo suyo era imprimir su propia personalidad a temas que, en muchos casos, ya eran éxitos en las interpretaciones originales, como le ocurrió con el Black is Black de Los Bravos, que el grabó como Noir est Noir, cuando ya era número 1 en Inglaterra. Sus detractores le encasillaban en el grupo de los versioneros, intérpretes que vivían de los éxitos de otros, pero nadie discutía la impronta personal que su voz ronca imprimía a cada frase hasta hacerla suya.

Con el paso de los años, su eco se fue apagando en Europa y América. Desde los setenta, no aparecía en las listas de éxitos internacionales, aunque seguía trabajando en la música y se rodeaba de algunos de los nombres más importantes del mundo. Pero en Francia era otra cosa. En Francia, y hasta que el deterioro de la enfermedad se lo permitió, siguió siendo una figura casada con el éxito y la popularidad. Era un cantante, un músico, que llenaba cada concierto, que obtenía amplia repercusión con cada disco, pero pasó a convertirse en algo más: un patrimonio francés.

 

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Ahora, cuando sus colegas, de Sylvie Vartan a Celine Dión, pasando por Lenny Kravitz, muestran el pesar por su muerte, no han faltado las condolencias de las fuerzas vivas del país, con el presidente de la República a la cabeza. El mundo ha perdido a un artista, Francia llora a uno de sus iconos nacionales.

 

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— Johnny Hallyday (@JohnnySjh) 8 de marzo de 2017

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