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Así hizo 'lobby' Arabia Saudí en la Unión Europea a través de una consultora belga

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman.

El cabildeo siempre ha sido una estrategia perfecta para influir en la toma de decisiones. Lo saben, por ejemplo, los gigantes europeos del armamento, que en los últimos años han duplicado el presupuesto que dedican a actividades lobbistas en el Viejo Continente – ha pasado de los 2,84 millones de euros en 2012 a los 5,65 millones en 2016–. O las patronales y firmas tecnológicas, que sólo en 2017 mantuvieron más de un centenar de reuniones con los comisarios europeos. Sin embargo, el uso del cabildeo no es exclusivo del sector empresarial. Según reveló este martes la organización Corporate Europe Observatory (CEO), el régimen de Arabia Saudí también ha recurrido a una firma afincada en pleno corazón de la UE para defender sus posiciones en Europa. Un lavado de cara que se centró, principalmente, en cuestiones como el terrorismo yihadista o el papel de Riad en el conflicto armado de Yemen, una guerra que ya ha provocado decenas de miles de muertos y más de dos millones de desplazados internos.

La estrategia lobbista de la monarquía absoluta en suelo comunitario arrancó durante los primeros compases del conflicto yemení. En octubre de 2015, según la investigación del colectivo protransparencia, la consultora MSL Brussels –una de las firmas de la multinacional francesa de publicidad y relaciones públicas Publicis Groupe– fue contratada para representar, a través de la Misión de Arabia Saudí ante la Unión Europea, tanto a la Oficina de Asuntos Exteriores de la monarquía absoluta como al propio príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman. Un importante cliente que la compañía bruselense prefirió no reflejar en el Registro de Transparencia de la Comisión Europea. “Arabia Saudí ya tiene canales diplomáticos con la UE. Esto, por tanto, plantea la cuestión de si es legítimo que estas consultoras formen parte de una estrategia de propaganda de un tercer país para influir en las instituciones y la prensa europeas”, apunta el CEO.

El trabajo de MSL Brussels para la Oficina de Asuntos Exteriores saudí, que se habría prolongado al menos entre octubre de 2015 y finales de 2017, incluyó la gestión de la página web y las cuentas de Twitter de la Misión de Arabia Saudí ante la Unión Europea, así como los movimientos de presión sobre los eurodiputados con el objetivo de instaurar en las instituciones comunitarias las posiciones oficiales del régimen sobre determinadas cuestiones. Entre sus funciones, además, estaba la elaboración y envío al cliente de “estudios de monitoreo” sobre la prensa belga y europea y sobre los movimientos políticos “relevantes” a nivel parlamentario. También trabajaron para colocar en los medios de comunicación historias que promocionasen los mensajes de Riad, ayudaron con los eventos de la Misión de Arabia Saudí ante la UE e, incluso, se encargaron de organizar los viajes de parlamentarios saudíes a Bruselas.

Una presión política y mediática orientada a la confrontación de todos los frentes que el país tenía abiertos a nivel internacional. Por un lado, la estrategia lobbista se centró en la defensa del Reino del Desierto frente a las clásicas acusaciones de “exportación del terrorismo”, presentando al país “como un aliado clave para Occidente y como un socio serio y fiable para la Unión Europea”, y en el lavado de cara de Riad respecto a la intervención militar en Yemen a través de la difusión de mensajes “enfatizando la ayuda humanitaria” de Arabia Saudí. Por otro, se trabajó para “blanquear el terrible historial de derechos humanos del país”, que se sitúa a la cola en los índices de democracia, y se buscó promover la popularidad de Bin Salman presentándolo como un reformador. Un príncipe heredero al que la CIA ha acusado formalmente de estar detrás del asesinato del periodista Yamal Jashogi en el consulado del Reino en Estambul.

Las sospechas terroristas

“Arabia Saudí utilizó las relaciones públicas para dibujarse como la principal víctima del terrorismo”, señala la investigación del Corporate Europe Observatory, que recuerda que en julio de 2013 un estudio del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo describió la corriente del Islam predominante en el Reino del Desierto, el Wahabismo, como “la principal fuente de terrorismo global”. En este sentido, MSL Brussels trabajó para desactivar las críticas mediáticas contra la monarquía absoluta tras la oleada de atentados en nombre del Estado Islámico en varias capitales europeas. Lo hizo, por ejemplo, escribiendo una historia en nombre del embajador saudí en Bélgica y Luxemburgo, Abdulrahman S. Alahmed. La consultora también se encargó de difundir el mensaje de que el país estaba liderando la lucha contra los grupos terroristas y trabajando “para prevenir la propagación de sus ideologías”.

Después de los ataques en Bruselas, que segaron la vida a más de una treintena de personas, la firma contratada se encargó de seguir de cerca todas las actividades del comité de investigación que se puso en marcha en el Parlamento belga para estudiar los atentados y los supuestos vínculos con la Gran Mezquita de Bélgica, un centro de culto regido por Riad hasta el pasado mes de marzo y que ha sido señalado como un semillero del extremismo islamista en pleno corazón europeo. En relación con el terrorismo, la firma MSL Brussels también se dedicó a conformar en beneficio de la monarquía absoluta una suerte de oposición europea a la Ley de Justicia contra los Patrocinadores del Terrorismo (Jasta, por sus siglas en inglés), una norma que fue aprobada en 2016 y que permitía a los familiares de las 3.000 víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 pleitear en los tribunales contra Arabia Saudí.

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Presión sobre los eurodiputados

La ofensiva contra la denominada Ley del 11-S, además de en los medios, se jugó también a nivel político. Porque la estrategia de presión de Riad, según expone el Corporate Europe Observatory, también se centró en las propias instituciones. “Sus objetivos de lobby eran, a menudo, eurodiputados del Comité de Asuntos Exteriores y la Delegación para las Relaciones con la Península Arábiga”, explica el colectivo protransparencia, que añade que entre las funciones de la consultora MSL Brussels estaba también la elaboración de un boletín que enviaban mensualmente “a políticos y funcionarios clave en el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior (el servicio diplomático de la UE, responsable de la política exterior y de la seguridad en el Viejo Continente)”. La presión sobre los europarlamentarios ha sido, por tanto, “un aspecto importante”.

Con todos estos datos sobre la mesa, el Corporate Europe Observatory recuerda que mientras que en EEUU “la falta de transparencia sobre el uso de fondos de terceros países para una operación de lobby es un delito criminal”, en la Unión Europea “hay una gran falta de transparencia” en esta materia. Por ello, recomienda a las instituciones comunitarias sustituir el registro de grupos de presión de carácter voluntario por uno obligatorio, que deberá ser “legalmente vinculante” y con importantes “sanciones” para los casos de incumplimiento. Además, pide que los lobbistas tengan que publicar información financiera y sobre sus clientes que sea “actualizada y precisa”. “Las reglas de transparencia deben incluir una aclaración en la que se especifique que se debe informar del cabildeo que se haga para los gobiernos y Estados que no pertenecen a la UE (incluso a través de firmas de consultoría, bufetes de abogados, grupos de expertos u otros grupos)”, sentencian.

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