Con una masiva participación cercana al 90 por ciento, los escoceses han dicho no a la independencia. Lo han hecho por amplia mayoría, mucho mayor de lo que se esperaba, por más de 350.000 votos, y en casi todos los condados, arrasando en Edimburgo. Los unionistas han ganado con el 55 por ciento de los votos frente al 44 de los separatistas. Los primeros análisis políticos atribuyen la victoria del no a la movilización del electorado más silencioso y al miedo a lo desconocido que hubiese supuesto la independencia. De hecho, el resultado ha sido recibido con alivio en Londres y Bruselas, preocupados por los efectos de un cambio en el mapa europeo. El primer ministro David Cameron ha felicitado a los escoceses por el resultado. Por su parte, el ministro principal escocés, Alex Salmond, ha admitido la derrota aunque trabaja ya en el proceso de transferencia de poderes de Londres a Edimburgo, recogido en un documento conocido como el Juramento y secundado por los tres principales partidos británicos. Al margen de la buena voluntad, sintonía y entendimiento, Cameron estaría dispuesto a traspasar la gestión en materia de vivienda, integración laboral y bienestar. Pero el control del petróleo, las pensiones, Defensa o Exteriores no son negociables. Se quedan en Londres.

Más sobre este tema
Publicado el
stats