En directo y televisado para todo Japón, el emperador Akihito se ha dirigido a todo el país para informarles de que su avanzada edad y estado de salud cada vez le resulta más difícil para cumplir con sus funciones. Aunque no ha hecho referencia alguna al término "abdicación", ha dejado entrever la posibilidad de que algún día no lejano pueda estar en disposición de seguir dirigiendo la nación. Un anuncio esperado pero que causa conmoción en un país que ni siquiera está acostumbrado a escuchar la voz de su emperador. La ley vigente establece que el monarca debe ocupar el cargo hasta su muerte. Por ello, el gobierno actual deberá estudiar una posible reforma constitucional si desea comenzar el proceso.

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