Directo
Ver
La gran paradoja del 21A: un Parlamento más soberanista, una ciudadanía menos independentista

Abú es el nombre del niño que entró en Ceuta metido en una maleta. Fue declarado en desamparo, pero si su madre biológica se somete a una prueba de ADN, puede pedir que cese la medida de protección y que le devuelvan al niño. Sería un paso más hacia la reagrupación familiar que desea el padre, pero él está en la cárcel acusado de tráfico de personas. Alí trabaja legalmente en una lavandería de Fuerteventura desde hace 7 años y medio. Tiene todo en regla y su jefa nunca ha tenido problemas con él. Alí quiso hacerlo todo bien. Pidió traer a su hijo legalmente pero le faltaron poco más de 50 euros de sueldo para lograrlo. Él cobra 1200 euros y necesitaba un poco más. La desesperación pudo con este padre. No se le ocurrió pedir ayuda en su empresa. El método fue arriesgado, desafortunado y peligroso, pero las ONGs piden que lo traten como lo que es: un padre. No un traficante de personas. Pueden caerle hasta ocho años de cárcel. Y han pedido a la fiscalía su liberación. Que la ley no caiga en el absurdo de mantener a Abu solo en un centro de menores, a su padre en la cárcel y a su familia sola y sin recursos. Piden piedad ante un error y que lo traten como lo que es: un padre desesperado.

Más sobre este tema
Publicado el
stats