Llegaba alentado por los suyos. Es la cabeza visible del proceso que hoy nos ocupa pero es su futuro político lo que hoy preocupa a Artur Mas. Un futuro en manos de la CUP, o quizás de Neus Munté, la que para algunos podría ser la solución al bloqueo político. Mientras la tesis de la sustitución de Más se hace real, el debate se hace tenso en la calle en forma de guerra de banderas. Choque de ideas que ha empezado con humor, y ha terminado de mala manera. Y aunque de puertas adentro no se pierden las formas, tensión a la par con cruce de acusaciones en el hemiciclo. Con todo la CUP satisfecha. A la salida sin embargo han sido los abucheos los que han acompañado al presidente en funciones.

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