Debate electoral

Los informativos de TVE se volcaron con el cara a cara

Los informativos de TVE se vuelcan con el 'cara a cara'

Los telediarios ya no son lo que eran. Aquella sucesión de noticias, más o menos importantes, mejor o peor hiladas, han sido sustituidas por el autobombo, el mirarse al ombligo de aquello que pretenden que veamos sin remedio. Lo hizo Atresmedia, convirtiendo durante varias jornadas los informativos de Antena 3 y La Sexta, en meros altavoces de lo que, con grandielocuencia publicitaria, denominaron El Debate Decisivo. Lo hace, desde hace una semana TVE con el Cara a Cara entre Rajoy y Sánchez que, como muestra de propia irrelevancia, está organizado por un organismo externo, y aparece al tiempo en 13 cadenas distintas.

Como si ese fuera un inconveniente menor, TVE ha ido dedicando conexiones en directo, entrevista con los protagonistas, relatos de hasta el mínimo detalle al evento, desde el pasado martes hasta este mismo lunes, en el que la glosa se ha iniciado en la cabecera del Telediario 1 y ha llegado hasta el minuto 19. Mesa de debate, camerinos para los protagonistas, temas que se tratarán, orden de apertura y cierre, hasta tres intervenciones del moderador Campo Vidal, dispositivos en ambas partidos para ocupar las redes sociales, encuestas, consejos para ganar de los especialistas, hasta un histórico de debates que se ha remontado al de Nixon y kennedy ¡en 1960!. En definitiva, un abrumador despliegue que ha provocado que el bloque electoral (con su cabecera de separación, como si todo lo anterior se refiriera a otros asuntos) tan solo encontrara espacio para reseñar actos del PP y el PSOE. Queda claro que los actuales directivos de TVE promueven informativos plurales: Dos es número plural; el resto de las candidaturas quedan para otras ocasiones en que se disponga de más tiempo.

Denuncia de manipulación en la web de RTVE

Denuncia de manipulación en la web de RTVE

Hubo un época, no tan lejana, en el que los telediarios contaban primero las noticias importantes, luego las llamativas y curiosas, y solo al final, muy al final, hacían referencia a asuntos en que la propia cadena estuviera implicada. Había un respeto hacia la información, que primaba en duración y jerarquía, frente a la propaganda, que quedaba absolutamente subordinada. Claro que pedir ese comportamiento a unos directivos que han dedicado los últimos cuatro años a exaltar los logros del gobierno del PP, y a minimizar –cuando no ocultar– los errores, sería una utopía ilusoria.

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