Snowden: las contradicciones

Malime

La denuncia de Snowden y su persecución evidencia que la crisis sistémica capitalista en su fase imperialista, a pesar de las quejas de los países espiados, pesa más que el caso de espionaje. Se quejan con la boca pequeña los países espiados, pero como estamos viendo se someten al país más fuerte militar y económicamente. No es el momento de que las contradicciones interimperialistas se agudicen, el enemigo a sortear, dada la agudeza de la crisis son los ciudadanos del mundo sometidos y brutalmente explotados.

La forma de vida impuesta al mundo basada en la competencia, la insolidaridad y el consumismo estúpido y depredador a tocado fondo, es imposible que esa forma se imponga indefinidamente, ha llegado a tal estado de contradicción que los consumistas explotados no puedan consumir lo que la moderna tecnología en manos capitalista genera, y también gracias al trabajo solidario de los trabajadores manuales e intelectuales que intervienen en el complejo proceso productivo.

El consumismo estúpido ha tocado techo, se rebajan los salarios se producen cada vez más despidos, ¿quién puede consumir entonces?, no solo los trabajadores las están pasando canutas la pequeña burguesía, la llamada clase media también lo esta sufriendo.

Si además se fomenta que servicios sociales básicos como son la sanidad, la educación, el transporte, las telecomunicaciones se están privatizando quienes podrán adquirir esos servicios pagándolos.

Si la tecnología suprime puestos de trabajo manuales, es que sobran esos puestos, la solución para ellos es que cada vez se muera más gente trabajadora por hambre, por enfermedades curables, por los suicidios que provoca la inseguridad y la depresión, los viejos se mueran antes por la falta de atención social, o por la simple razón de que tras las explosiones populares tomando las calles estos manifestantes sean ametrallados y asesinados.

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La gran oligarquía tan animalada nunca dará marcha atrás si no es por ver peligrar su propia vida, la experiencia tras la segunda guerra mundial lo atestigua cuando se impuso en el mundo capitalista la teoría económica keynesiana. Desaparecido el llamado socialismo real, sin un pueblo trabajador organizado solidamente que les haga frente, la destrucción humana y ecológica seguirá adelante.

Andrés Sorel, también con otras palabras lo dice en “Políticos. Sindicatos. Ciudadanos. ¿Queremos suicidarnos o sobrevivir?”

Sin una comprensión con base científica sobre la función histórica del Estado y la Democracia, de cómo se organiza la minoría social oligárquica imperialista que controla el mundo y cómo desde esa realidad es posible generar organización alternativa, y que en su desarrollo mande al basurero de la historia a ese caduco estado capitalista, estamos abocados a la autodestrucción.

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