Poemas anónimos

Fernando Vilaboa

Normalmente, cuando un creador escribe un libro, quiere que su nombre figure en la portada como el autor del mismo, y esto, es un modo de asumir una responsabilidad frente a otros y también, un reivindicarse en el valor que pudiera tener ante sí mismo. Sin embargo, a veces hay excepciones, y sin ir muy atrás, viene ahora al encuentro de estas palabras un libro. Se trata de Los versos del capitán. Ahora, se sabe que su creador fue Pablo Neruda, pero durante mucho tiempo, este poemario anduvo solo por el mundo y creció por su cuenta; pasó de las manos de un amante a otro. Creo recordar, que cuando el poeta chileno decidió reconocerlo y reconocerse, decía en el prólogo para la edición de 1963, que lo que le llevó a tomar la decisión de que el libro se editase sin que se conociese su autor, era porque aquellos poemas tenían un “origen íntimo”. Es cierto. Basta leerlos para percibir esta cualidad.

Decía el poeta chileno en aquella explicación que, por otra parte, él pensaba “que todos los libros debieran ser anónimos”. Me viene bien esta historia para contar, con vuestro permiso de lectores, otra. Cuando le manifesté al autor de D_una ausencia que tenía interés en publicar su libro, él me dijo que si lo publicaba deseaba que se publicase como un libro anónimo. ¿Por qué? ―le pregunté―. Me dijo que si algún valor había en esos poemas, este estaba en ellos mismos y era irrelevante saber quién era su autor. Lo relevante era la obra; en su misterio íntimo. Nada más. Me pareció una concepción pura del arte, y el reto se presentaba ante mis ojos de editor, atractivo e interesante. Siempre pensé que los libros deben ser hermosos: por dentro y por fuera; que lo fuesen por dentro no dependía de mi (solo a la hora de seleccionarlos), pero que lo fuesen por fuera sí, y junto a los desvelos de Paula Merino (directora artística de Ipho design en Vigo), hice con mimo… como se hacían los libros en aquella edad dorada, cuando estos eran un tesoro para quien los poseía. Fue una alegría y un regalo. Para mí, porque me estrenaba como editor, que había sido siempre mi vocación y para el poeta D_una ausencia, porque al fin, veía publicado su libro tal y como lo había soñado.

Posiblemente, D_una ausencia tiene también un “origen íntimo”, sabiamente combinado. Empecemos por el final, que es a donde uno va primero para ver si la historia acaba bien o mal, y el título del poema que cierra este libro es: “Siete fotografías para la Guerra de España”, y lleva como subtítulo: Tragedia en un solo acto. Son siete las imágenes: tres de Robert Capa, dos del catalán Agustí Centelles y dos de un fotógrafo desconocido, y cada una de ellas inspiró los versos de este poema, concebido en dos planos, al modo de las tragedias clásicas griegas. En estas el héroe es un individuo y el coro es el pueblo; aquí, el Héroe es el pueblo y el coro es el poeta y una amiga suya. Es un recurso literario; aquello que permite el mostrar y al hacerlo, vemos lo que ocurre en el corazón de los que ven; conmovidos, como si las personas de las fotografías y las personas que las ven fuesen parte de la Historia o, la misma y única Historia. Es una selección de imágenes, claro; no podía ser de otro modo. Y en esa elección de las mismas se “ve” de que lado está el poeta y qué es lo que quiso contar. Basta verlas para conocer cuál es la cara de la angustia, del miedo, de la alegría (¡aquella España de la luz y la alegría! en palabras de Mª Teresa León); el coraje, el dolor, la solidaridad internacionalista y… Un poema dentro de otro; como en el cine.

Podemos empezar por la lectura de este poema, que es el final, si lo deseamos o, bien por el principio, y el principio es un Autorretrato. Visión personal por excelencia, en la que el creador da al que ve o, en este caso al que lee, una visión de sí mismo; singular. Es aquello que en el caso de la pintura (con la que tiene mucho que ver este poemario), muestra el “estado” del alma en el que se encuentra el artista en ese momento o en esa época, y en el caso de la literatura, habla de aquello que el poeta considera una cualidad de su carácter; la esencia, como en un perfume. Es este Autorretrato un poema lleno de magia, y es aquí, acertadamente ―en mi opinión―, una presentación ante los lectores; un darse, un mostrarse en su “origen íntimo”, como decía Pablo Neruda respecto de aquel libro suyo, excelente de Los versos del capitán.

Como una obertura. Así empieza D_una ausencia, poemario de autor des-conocido. Tal vez no podía ser de otra manera en este libro, escrito en verso libre, al estilo de Mayakovski, y en una composición cuidada para darle unidad a la Historia. Sin embargo hay también un soneto, quizás escrito como un reto por el poeta, como un modo de decir sin decir, que la poesía no es fácil y que esta no consiste en poner una línea debajo de otra.

Podemos comenzar la lectura de este libro, breve, por el principio o por el final, que los dos comienzos son buenos. Es lo que tiene la poesía, que cada poema es una unidad, aunque en este caso, una unidad dentro de otra. Así, si pasamos algunas páginas llegaremos al poema El capitán Brando. Es este un poema épico, en el cual el poeta nos “cuenta” la historia de una persona que estuvo comprometida en la lucha contra el fascismo. No hay concesiones, ni idealismo. Es la vida de un hombre; en su verdad. Su lectura emociona.

Nos detenemos aquí un momento… Es bueno parar con la lectura de cada poema; para imaginar, para pensar. Después, o tal vez otro día, seguimos y entonces podemos leer el poema Elegía. Trata el poeta de recomponer en su memoria la imagen del amigo fallecido, y lo hace a través del recuerdo, pero pronto se manifiesta ante sus ojos la realidad de la muerte, y su impotencia frente a ella. No hay consuelo… ni siquiera su recuerdo aporta el necesario amparo. Solo hay dolor en el corazón del poeta. Hondo, que abate… Elegía es un poema que pone la piel de gallina.

Otros poemas del libro son: Tú eres mi futuro, Oda a la alegría, De aquí, Mis ojos, Tu risa y en Las ruinas góticas de Vergy. Podemos, si no somos capaces de resistirlo, ir al final para ver como acaba, y si no queremos saber cuál es hasta que lleguemos a él, empezaremos entonces por el principio, que es por donde se debe empezar cualquier historia. D_una ausencia, es un libro de amor… ¡tan singular! Y supuso para mí, como su editor, un honor el publicarlo, aunque ―debo confesarlo―, ignoro cuál será su suerte. Tal vez, como pensó Pablo Neruda y Paolo Ricci, el “compañero luminoso” que imprimió en Nápoles en 1952 Los versos del capitán, este libro que me ocupa acabe perdiéndose en las arenas del norte o, tal vez, D_una ausencia al igual que el poemario del poeta del pueblo y las mujeres, ande solo por el mundo y crezca por su cuenta. Tal vez, como aquel, pase de las manos de un amante a otro. Como si lo hubiesen escrito ellos… como si aquella historia fuese la suya.

Título: D_una ausenciaEditorial: Edicións Cabaliño do Demo (Camiño das Roteas de Abaixo, 52. 36215 Vigo). 46 páginas. 1ª Edición, febrero de 2010Diseño y maquetación: ipho DesignImprime: Gráficas Anduriña (Poio, Pontevedra)Precio y gastos de envío: 10 euros

Fernando Vilaboa es socio de infoLibre

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