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Estamos preparando la bonanza de los próximos 20 años

Fernando Pérez Martínez

Después del crack de la economía capitalista de las últimas décadas de el occidente neoconservador que ha enriquecido a los más ricos a costa de empobrecer a la clase trabajadora y resultando el aumento de paro y disminución del consumo subsiguiente, los dueños del cotarro se encuentran en la paradójica situación de poseer más bienes que nunca, hasta las casas de los más perjudicados son suyas además de recibir los pagos de las hipotecas que han percibido y perciben o reclaman ante los tribunales a quienes desposeyeron hasta del techo que les cobijaba.

Pero se abre un abismo ante su espectacular y suculenta victoria, una parte importante de trabajadores no podrá contribuir a sus saneadas rentas los años venideros por verse imposibilitados de participar de la compra de los productos de sus factorías, no tienen trabajo; otros trabajadores han visto mermados sus ingresos por ley o de facto y ralentizan su participación en la alegre fiesta del consumo; los demás hacen números para afrontar las deudas contraídas en los años de comprensiva concesión de crédito y braseado de tarjetas bancarias.

¿A quién podrán esquilmar en los años futuros para consolidar y aumentar su riqueza? ¿Se verán abocados a despedazarse entre ellos para continuar su imparable ascenso en el juego del monopoly real? Hagamos la guerra, dijo el mago, allí tenemos el norte de África y Oriente Próximo poblado de una juventud insatisfecha, con los ojos llenos de imágenes de antena parabólica que se sienten con derecho a participar en la festiva navidad virtual que nuestros propagandistas han difundido y que podremos lanzar a la lucha por la democracia los próximos veinte años. Las fauces se les hicieron agua viendo la enorme destrucción que tendrán que reconstruir, la inmensa necesidad de apoyo humanitario que hará trabajar sus factorías a triple turno para dar abasto, ahora que los salarios están bajos, el despido suficientemente flexibilizado y los sindicatos desprestigiados por los ajustes laborales que han tenido que asumir. Hagamos la guerra por el bien de la civilización occidental y la democracia. Sacrifiquémonos una vez más por nuestro dios y nuestra patria. Hagamos la guerra.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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