Cuando 2 + 2 no son 4

Severiano Delgado Cruz

Aun siendo deseable una alianza entre Izquierda Unida (IU) y Podemos (PDMS) con vistas a las próximas elecciones municipales, autonómicas y –más allá– generales, conviene tener en cuenta que no siempre la suma de dos etiquetas políticas equivale a la suma de los votantes de esa formaciones por separado. Veamos un ejemplo. En las elecciones municipales de 2007 se presentó en la ciudad de Salamanca una coalición compuesta por Izquierda Unida y un partido local llamado Los Verdes-Foro de Izquierdas. En las elecciones de 2003 Los Verdes habían obtenido 2.945 votos (3,4 %) e Izquierda Unida 2.312 votos (2,7 %), de modo que para las elecciones de 2007 la cosa parecía clara: unimos las dos fuerzas y obtenemos el 6 % de los votos. El resultado, sin embargo, fue que la coalición obtuvo 2.917 votos (3,6 %), menos que cada uno de sus componentes por separado. Aunque la coalición se había constituido con gran contento de las direcciones de las dos organizaciones, los electores dieron la espalda al conjunto así formado. Por un lado, el PCE de Salamanca hizo campaña contra ella, por entender que la presencia de Los Verdes edulcoraba la propuesta izquierdista de IU. Por otro, un amplio sector del electorado verde se refugió en el ecologismo puro y votó a otras listas.

Quiero decir con esto que no debemos perder de vista lo que es obvio: una coalición es otra cosa distinta a cada uno de sus componentes por separado. Hay gente a la que le gusta el brandy y el café, pero aborrecen el carajillo. Aunque los programas de IU y PDMS sean parecidos, hay mucha diferencia en el estilo organizativo y en el perfil del votante. El espacio central del voto de PDMS parece estar formado por exvotantes del PSOE y de IU, y abstencionistas; en general, clases populares agraviadas por la crisis e indignadas y asqueadas por la corrupción y el deficiente funcionamiento del sistema político. Están desengañados de los políticos profesionales, de los partidos tradicionales y de los sindicatos. Entre los partidos tradicionales incluyen a IU, pero más por su funcionamiento burocrático que por su programa. Desconfían de los sindicatos porque los perciben como burocracias anquilosadas que solo se ocupan del trabajador con empleo estable, no del precariado ni del autónomo ni de la tienda del barrio. Para un podemista, la pertenencia de un candidato a CCOO o UGT es más un motivo de sospecha que un mérito.

El estilo de funcionamiento de IU y PDMS no puede ser más distinto. Habrá que dejar pasar unos meses para ver cómo se asienta la red organizativa de PDMS, pero está claro que la comunicación mediante las redes sociales, la asamblea de adherentes y las listas elaboradas en elecciones primarias abiertas forman parte del núcleo duro de la ideología de PDMS. Mientras que IU sigue el sistema clásico de reuniones de afiliados y dirección por comités, que son los que elaboran las listas.

En mi opinión, la consecución de un acuerdo electoral entre IU y PDMS es un camino plagado de minas. La masa social de PDMS no son radicales de izquierda, sino gente de las clases populares que anhelan una profunda regeneración social y política de España, y poner la economía al servicio de la sociedad. Quitar el poder a la oligarquía y devolvérselo al pueblo. En ese aspecto, coinciden con el votante de IU. Pero el podemista se puede sentir alejado de una coalición con IU si percibe que dicha coalición adultera el mensaje regenerador de PDMS y lo contamina de la "vieja política".

En este sentido, el procedimiento para elaborar las listas conjuntas -si llegara el caso- se revela como una cuestión fundamental, porque PDMS querrá que se hagan del modo y manera en que se ha conformado su lista de las europeas. Queda mucho trabajo por delante para despejar esta y otras muchas incógnitas, pero sería lamentable que en esta ocasión dos más dos no sumaran cuatro.

Severiano Delgado Cruz es socio de infoLibre

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