Poner fin a esto, se llama tomar el poder económico y… tomar el poder económico es lo que Podemos no quiere hacer

Mario Diego Rodríguez

Las diferentes instituciones financieras están permanentemente relacionadas entre ellas. Pueden darse órdenes de compra o venta en un abrir y cerrar de ojos mediante los medios de comunicación actuales. Poseedores o gestores de capitales pueden pedir dinero prestado a Alemania y acto seguido invertirlo en Estados-Unidos, o vender acciones en Sídney y comprar otras tantas en París.

Cualquiera que sea el producto financiero (títulos de renta fija, bonos, inversiones, etc.) del cual, mediante la especulación, pueda sacarse ganancias sustanciales, permite a los que detienen el poder económico en el mundo jugar indefinidamente con sumas considerables y sin que las consecuencias provocadas por estas masivas y brutales transferencias les preocupe lo más mínimo.

El volumen de las transacciones diarias que permiten vivir al conjunto de la humanidad suman 120.000 millones de dólares, lo que representan once veces menos que las transacciones a carácter especulativo que suben a 1,3 billones de dólares diarios. Estos dos aspectos, desgraciadamente, son uno y otro parte íntegra de la economía capitalista. Las crisis que se producen en el área de la especulación financiera pueden tener influencias catastróficas en el día a día de las trabajadoras y trabajadores: disminución de la producción, despidos, cierres de empresas, lo que viene a ser un incremento de la miseria para millones de mujeres y hombres ajenos a dicha especulación.

Estos capitales que se mueven de un lado al otro del mundo dependiendo del volumen beneficiario generado, no solo dejan exangüe la situación económica de todos los países, pero como si fuera poco, dejan también el pago de las consecuencias a cargo de los Estados y de las poblaciones.

La economía capitalista navega de crack bursátil en crack bursátilcrack a merced de los caprichosos capitales. El estallido de estas crisis sucesivas se acelera. Éstas se han convertido en un estilo de vida. Este resultado lo debemos a la alta concentración de capitales en cada vez menos manos.

Hoy en día los capitalistas y sus apóstoles no quieren una economía de Estado, el Estado no debe meterse en donde nadie le llama y por encima de todo dejarles las manos libres para hacer beneficios, no obstante, los mismos, son los primeros a acudir al Estado para que éste se haga cargo de las pérdidas, lo que se llama, aunque ellos no lo llamen así, “privatizar los beneficios y socializar las pérdidas”.

¿Los Estados tendrán siempre los medios necesarios para socorrer la economía mundial a cada vez que la burguesía capitalista la ayuda a despeñarse?

Caben muchas dudas. La cantidad enorme del capital especulativo que se mueve por el mundo dificulta, incluso a los Estados más poderosos, de poder hacerlo. Al fin y al cabo sus medios tienen límites.

“Los grandes inversores y los grandes empresarios están preocupados básicamente por una cosa: su dinero, y es normal. No son filántropos, son gente que se dedica a ganar dinero y nosotros somos conscientes de que son absolutamente ineludibles para el funcionamiento de la economía”.

Aquellos para quienes Podemos pudiera representar una alternativa para cambiar la sociedad poniendo un término a la explotación de la clase obrera por la burguesía, en estas líneas de arriba tienen la respuesta.

Y si por casualidad, algún parado de larga duración, alguna que otra plantilla que se está dejando el pellejo defendiendo sus puestos de trabajo porque la quieren despedir o alguna plantilla que otra de las que vieron bajar su nómina, hayan pensado, por lo más remoto, que Podemos es una alternativa para cambiar su suerte, ahí van algunas declaraciones más:

“En realidad lo que nosotros estamos proponiendo es enormemente pragmático y no es tan novedoso. Cuando yo señalaba con Juan Torres y con Vicenç Navarro que lo que nosotros estamos diciendo es lo que cualquier socialdemócrata o cualquier democristiano hubiese dicho hace tiempo, estamos diciendo una obviedad”.

Desde luego, no es nada novedoso, incluso, en estos últimos años Podemos no tiene la primacía de haber puesto de moda “Le capitalisme à visage humain” fórmula famosa empleada en Francia por Sarkozy. En castellano Podemos lo llama: “una manera digamos de tratar de hacer más viable el funcionamiento de la economía de mercado”.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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