Aguirre, 25 meses después

Mario Martín Lucas

El 17 de septiembre de 2012, Esperanza Aguirre anunció, en rueda de prensa, su abandono de la vida política activa, renunciando al cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid, alegando “motivos personales”, aunque manteniendo la presidencia del Partido Popular de Madrid hasta encontrar el mejor momento para acometer su sucesión. Una emocionada Aguirre explicó, con lágrimas en los ojos, que siempre había concebido la política cómo una “actividad temporal” y que había llegado el momento de dejarlo, aprovechando para justificarse en que los problemas de salud sufridos meses antes, con un cáncer, la habían hecho volver la mirada hacia su propia familia: “Ahora ha llegado el momento de vivir más cerca de los míos y dedicarme a mis nietos, a mis hijos, a mi marido, a mi madre y a mis siete hermanos. Solicitaré mi reingreso como funcionaria en el Ministerio de Educación. Mi decisión no tiene vuelta atrás, es esencial saber elegir el momento”.

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Veinticinco meses después de aquel anuncio y sin haber encontrado el momento de ceder el puesto de presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, “la lideresa”, se ha mostrado dispuesta a encabezar la candidatura del PP a la alcaldía de Madrid o aceptar el puesto para el que se la requiera. Es evidente que su salud ha debido experimentar una gran mejoría, cuestión de la que nos alegramos, hasta el extremo que ya no necesite refugiarse, aun siendo sexagenaria, alrededor de sus nietos, hijos, marido, madre y hermanos; y que nada han tenido que ver en sus decisiones ni los imputados de la red Gürtel entre sus colaboradores (López Viejo, Martín Vasco…), ni la trama Púnica, con su exsecretario Francisco Granados en prisión, ni con las referencias hechas por Luis Bárcenas respecto a la forma de financiación del PP en Madrid, ni con los varios imputados en las listas del PP de Madrid en 2011, ni los alcaldes especialmente protegidos por ella (Ricardo Romero de Tejada y Guillermo Ortega en Majadahonda, Jesús Sepúlveda en Pozuelo y Arturo González Panero en Boadilla), ni los “líos sanitarios” de Manuel Lamela, Juan José Güemes o Javier Fernández Lasquety, ni con el escándalo de la manipulación torticera de lo que fue Caja Madrid, y luego Bankia, con sus “tarjetas black” y sus intereses políticos. Hasta llegar al episodio, en el que toda ciudadana ejemplar como ella, se puede ver implicada, aparcando su vehículo en plena Gran Vía, para sacar dinero de un cajero automático, huyendo de las policías municipales que acudieron ante la infracción.

Pero Esperanza Aguirre se ha visto obligada a cambiar su decisión de hace 25 meses ante los sondeos que dan por perdido Madrid para el Partido Popular, es su sentido de sacrificio lo que le ha obligado a ello, ante la indecisión de Mariano Rajoy en su baraja de posibles candidatos para la capital: Soraya, Cifuentes, Figar, Ana Pastor, etc ahora la decisión está en manos de éste césar gallego, y él es quien fallará; ella ya ha dejado clara su vocación y su total “distancia con la corrupción”, las pruebas están claras, desde el “Tamayazo” hasta ahora. ¿Confiará en su designación o únicamente se ha ofrecido para dejar en evidencia a Rajoy ante la militancia?

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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