Librepensadores

Río abajo

Mario Diego Rodríguez

Cuando me siento perezoso, intento poner la mente en blanco sin escuchar, leer o ver nada, o por lo contrario, escuchando, viendo y leyendo todo, eso sí, intentando no grabar nada.

No sé cómo son ustedes, pero yo, si no me siento en una zona rocosa para observar la mar que baña la bahía de Gijón o en una zona rocosa de los montes de Piloña-Ponga que me vieron nacer, soy incapaz de poner la mente en blanco.

Que sea leyendo por alto la prensa, viendo o escuchando algún programa, cuanto más tonto y menos reflexivo sea, mejor, siempre acabo grabando algo y dándome cuenta de que lo que pienso no es políticamente correcto por lo cual no debería pensarlo.

La mayoría – si lo que oigo, leo o veo representa lo que piensa la mayoría – piensa que el PSOE ganó las elecciones en Andalucía. Yo diría que no las perdió y que la táctica de Susana Díaz de adelantar las elecciones dio resultado por mitad:

–A pesar de haber perdido alrededor de 120000 votos consiguió mantener sus 47 escaños.

–Distanció a los demás partidos.

No obstante, no obtuvo la mayoría absoluta como lo deseaba. No tengo tan claro que pueda gobernar tan fácilmente como dicen algunos.

Siguiendo sobre el tema de las elecciones andaluzas. Si el resultado de Podemos es destacable y la única cosa positiva, adjunta al estacazo que los electores dieron al PP, pienso que tampoco es lo que los dirigentes de Podemos esperaban.

Entonces, de dos cosas, una, o hacen prueba de un poco más de humildad y respetan un poco más a sus electores, construyendo paso a paso las condiciones necesarias para acabar con el sistema – cosa que no es su propósito– o vale más que paren de sembrar ilusiones. Por mucho que quieran hacer política de otra manera, la idea de que se puede cambiar la sociedad ganando las elecciones es tan vieja como lo son aquellos que Podemos llama casta.

Otra de las cosas que se oye mucho es a propósito del bipartidismo y de las mayorías absolutas. No estoy seguro que el bipartidismo haya acabado, como tampoco estoy seguro de que las mayorías absolutas sean de por sí mismas una mala cosa.

Si hay una cosa de lo que estoy seguro es que el parlamento en nuestro país democrático no es representativo de la sociedad. Por lo cual, digan lo que digan los que defienden sí o sí la constitución, las elecciones no son democráticas. Si realmente lo fueran, en las cortes, como en cualquiera de los parlamentos autonómicos y consejos municipales, los escaños serían repartidos proporcionalmente a los votos obtenidos por cada lista electoral.

Cuando Carmona, incluso, "hasta jugarse la vida" –dista mucho de ser el único, aunque, hasta jugarse la vida, tengo algunas dudas– defiende la Constitución, por algo será. La Constitución es la garantía de que el orden social no cambiará: la burguesía seguirá detentando el poder económico y la clase obrera sufriendo las condiciones que esa burguesía le impone y esto en el conjunto del país.

Ya hacía tiempo que no se hablaba de Mas y la independencia de Cataluña, a la que ahora hay que añadir la del País Vasco… ¿Cortina de humo? ¿Déficit de protagonismo? ¿O las dos cosas a la vez?... Sea lo que sea ni si quiera me paro a pensarlo, el nacionalismo, sea cual sea, español, vasco, catalán, francés o Pigmeo, si éste último existe, es un veneno destilado por los poderosos para distraer la atención de la clase trabajadora.

Lo que no he oído mucho en este momento es lo que Rajoy piensa. Antes de las elecciones Andaluzas, incluso llegué a pensar que el candidato por el PP a dichas elecciones era él, se le oía mucho. Todo iba bien, la crisis era ya el pasado, el paro disminuía, la afiliación a la Seguridad Social aumentaba, España es el país de Europa con mayor crecimiento, etcétera, etcétera. Después de dichas elecciones, silencio absoluto.

Probablemente los electores andaluces, como muchos de la clase trabajadora, se preguntan ¿para quién va tan bien las cosas?

Rajoy, no habló, no, los que si hablaron fueron algunos barones del PP. ¿Para decirnos que se habían equivocado y que la política de recortes no era la idónea?

¡Ni en sueño!

Nos han dicho que las cosas que se hacían eran buenas y no han dejado claro que si los resultados electorales han sido malos, ha sido porque no sabían comunicar. A partir de ahí Rajoy rompió su silencio. ¿Para decirnos qué? Que el martes 7 de abril convocaría a la Junta Directiva Nacional del PP. Poco probable que el discurso del PP, a la salida de esa reunión, nos diga otra cosa que la que llevan diciendo desde hace meses, por no decir años: todo va bien, menos para todos aquellos al que les va mal… Esto último lo he añadido yo.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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