Librepensadores

Carta para soñadores

J. L. Carpintero Avellaneda

Parafraseando a Luther King, muchos tenemos un sueño de lograr un cambio democrático que permita instaurar un camino hacia un mundo con mayor justicia social, menores desigualdades y que se autogobierne mediante una transparencia total y democracia participativa real. Para ello es preciso que abandonemos hábitos democrático-representativos de defensa a ultranza de nuestros partidos, de culto a la figura del líder, de tragar con imposiciones, de que no sean tenidas en cuenta nuestras quejas, opiniones y sugerencias, de que no podamos remover de sus cargos a nuestros representantes cuando abandonan o no cumplen con los objetivos señalados, y así podríamos seguir enumerando muchos otros principios de democracia real. Permitidme hacer un pequeño análisis de como veo la situación política actual, antes de plantearos los objetivos de esta carta, ya que están interrelacionados.

Resultados electorales municipales (%obtenido): PP 27%, PSOE 25% (52%). Por tanto, el bipartidismo empata con los emergentes y diferentes, y de seguir esta tónica pueden dejar de ser los únicos partidos que se alternen en el poder, pero a mi parecer lo más importante es que ha surgido las candidaturas de unidad popular, que rompen con la línea de coalición de partidos, ya que en la coalición la lista la negocian las cúpulas de los partidos y la imponen a las bases, que no pueden sino aceptarlas, en las listas de unidad popular los diferentes partidos proponen a sus candidatos, pero la inclusión y el orden de los candidatos de los partidos es decidida por las bases en una especie de primarias. En este aspecto, Podemos, que ha sido el principal impulsor ha logrado un éxito al fundirse e interaccionar con otras dinámicas de cambio social que superan los límites de los partidos, y que considero que al crear nuevas ilusiones de cambio real, han hecho que muchos ciudadanos –que no votan o lo hacen en blanco–, hayan acudido a las urnas y hayan disminuido sus porcentajes, aspecto este muy importante que hay que valorar y estudiar para las próximas elecciones generales. Otro punto que no debe olvidarse es que los resultados municipales en ciudades, como Madrid (31,8%), Barcelona (25,2%), Cádiz (27,9%), Zaragoza (24,5%), A Coruña (30,9%) o Santiago (34,6), han superado el porcentajes de voto al PSOE y permitirán que se cambien: 1) la forma de ejercer la política en esos municipios, teniendo una relación próxima con los ciudadanos; 2) La orientación de los proyectos, arrinconando los proyectos faraónicos y sustituyéndolos por proyectos de beneficio social; 3) La transparencia municipal, con amplia información de los asuntos municipales; 4) La creación de cauces de participación democrática, desde la determinación de proyectos hasta su adjudicación y presupuestación.

La estrategia de acudir bajo la bandera de las siglas de cada partido, parece ser la que ha adoptado la dirección de Podemos, amparándose en la línea aprobada, aunque muy posiblemente se sustente en el análisis de que Podemos obtuvo mejores resultados que las candidaturas de unidad popular en 23 de las 29 grandes ciudades, pero esta ventaja no se muestra en las elecciones autonómicas, en las que no existieron las candidaturas populares. Por ello, coincido con el plan de “Abriendo Podemos”: es preciso un debate sobre la forma de abordar las elecciones de noviembre, que además servirá para revitalecer los cauces democrático-participativos de Podemos y permitirá atraer a colectivos que continúan en la creencia de que Podemos se transformará en un partido tradicional, dejando la transparencia y democracia participativa en un mero eslogan.

Por lo anteriormente expuesto, me permito dirigiros a vosotros, otros soñadores de una sociedad justa y democrática, tanto de Podemos como de otros colectivos, una especie de conceptos para que las analicemos, cambiemos, añadamos, etc, en debates abiertos, con el objetivo de ir dando forma a un proyecto básico sobre el que construir un programa electoral, que ilusione a amplios sectores ciudadanos con inquietudes sociales.

La creación de listas electorales bajo la forma de candidatura de unidad popular, ya de por sí se caracterizan por tener un contenido y propuestas marcadamente sociales, no supone un abandono de las siglas propias, sino que al igual que en una coalición los miembros de la lista no ocultan su pertenencia, pero la diferencia fundamental con una coalición electoral es el hecho de que las bases tenemos más capacidad de elegir candidatos y su orden en la lista, al realizarse una especie de primarias en cada provincia; permitiría que las bases, mediante el número de votos otorgado a cada candidato, darle acceso o no a la lista e igualmente plantear su orden en la lista. Además, existe otra posibilidad y es que puedan presentarse otros candidatos, tanto independientes como de otros grupos, lo que aportaría un mayor abanico social e ideológico, punto básico de una auténtica democracia, por ejemplo podría presentarse en la provincia de Málaga un miembro de PACMA o en Lleida un defensor del voto blanco computable, que aportarían uno su personal punto de vista de rechazo de la discriminación en función de la especie y el otro el derecho de que los votos blancos sean computados y pudiesen tener representación parlamentaria mediante escaños vacíos.

La creación mediante democracia participativa de un programa electoral que permita ampliar el espectro ciudadano no es sino ampliar la democracia, volverla auténticamente participativa y respetuosa con las minorías, y el camino para poder iniciar la transformación real de la sociedad, donde la ciudadanía con inquietudes democráticas tenga un papel activo y participativo en las responsabilidades políticas.

J. Luis Carpintero Avellanada, del Circulo Podemos Arroyo de la Miel/Benalmádena y socio de infoLibre

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