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Nuevos horizontes en la geopolítica japonesa

Japón no descarta la nuclear dos años después de Fukushima

Christian Alfonso Mostacero

Durante su visita a Nueva York con motivo de la 70ª asamblea general de las Naciones Unidas, a fines de septiembre, el primer ministro japonés Shinzo Abe presentó algunos elementos concretos relacionados con la participación nipona en la solución de conflictos exteriores. Estos cambios se enmarcan en el nuevo período pospacifista que conoció el país después de aprobada la ley de seguridad el pasado 19 de septiembre por la Dieta nipona.

Abe señaló la presencia de soldados japoneses en Kenia y que esta presencia tenía como objetivo la instrucción de los ejércitos de la región (Sudán del Sur, Kenia, Uganda, Tanzania, etc.), dentro de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU (1) Esta evolución de la presencia japonesa en África constituye una expansión del teatro de operaciones en esta parte estratégica de África, que es periférica a África Central y sobre todo a la península árabe y al Medio Oriente. Recordemos que durante la Guerra del Golfo (1990-1991) por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la marina japonesa desplegó una flotilla para operaciones de desminado. Este primer hecho militar generó un gran debate en el país por la imposibilidad del ejército japonés (llamado Fuerzas de Autodefensa) de intervenir fuera del Japón pues la constitución lo prohíbe. Para legitimar las futuras intervenciones en el exterior, en 1992, la Cámara de Representantes aprobó la ley de Cooperación en Operaciones para el Mantenimiento de la Paz lo que supuso una reinterpretación del artículo 9 de la Constitución japonesa (2). A pesar de numerosas restricciones en la ley, era de hecho un avance, un peldaño más, para la intervención directa de tropas japonesas en el exterior. Desde esa fecha el país asiático ha enviado misiones a numerosos países. En el Sureste Asiático se envió misiones a Camboya, Timor Oriental y Nepal, en América Latina a El Salvador y Haití, en Medio Oriente hubo una misión en el Golán, mientras que, en África, las primeras operaciones se realizaron en Sudán. En esta parte del continente africano se concentran los esfuerzos más importantes del Gobierno japonés. Después de las operaciones de desminado en los 90, la marina japonesa concentró sus esfuerzos, desde los años 2000, en la protección del transporte marítimo, sobretodo el transporte de petróleo, vital en la economía japonesa carente de crudo. Utilizando las resoluciones del Consejo de Seguridad 1816, 1838, 1846 y 1851 en las que se llama a las naciones luchar contra los actos de piratería en costas somalíes, la Dieta japonesa aprobó la ley sobre castigo y medidas contra actos de piratería en 2009 (3). Esta ley y sus posteriores modificaciones permiten desde entonces a la flota japonesa actuar militarmente, con uso de armas, para impedir los actos de piratería. Este segundo peldaño precede a un tercer y más importante avance militar de Japón desde la segunda guerra mundial, la instalación de la base militar de Djibouti en el 2011.

El primer ministro nipón aparece así, como uno de los mayores artífices en la normalización de Japón en el plano internacional pasando de ser una potencia económica y convertirse también en potencia militar en el mundo. Sin embargo, la imagen de Abe como belicista, esconde en realidad el largo proceso del país por actuar directa y de manera independiente en el plano mundial. El propio abuelo materno del actual primer ministro, Nobusuke Kishi, firmo el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua entre los Estados Unidos y Japón en 1960. Este tratado presentó un cambio en las relaciones entre los dos países pues por primera vez se rompe la relación entre país vencedor y país vencido, equilibrando las relaciones entre los dos países con relación al tratado de 1951 (4). En 1996 el primer ministro Hashimoto y Clinton reafirman la vigencia de la alianza y se confirma los límites de las aspiraciones niponas. Desde los primeros años de postguerra Japón ha, paso a paso, iniciado tanto en el plano político, económico como militar este proceso de cambio. Pero es bajo el gobierno de Shinzo Abe que el Japón acelera este proceso. En el año 2013, las autoridades japonesas publicaron una serie de documentos donde esclarecieron aún más la estrategia nacional en cuanto a seguridad y defensa. El documento central, llamado Estrategia de Seguridad de Japón, sintetiza los objetivos centrales del Japón y esclarece todo el proceso desde la postguerra y su perspectiva (5). Dentro de los elementos más importantes, se puede observar la acción militar dentro de la seguridad colectiva (inscrita en la Carta de las Naciones Unidas), un estudio de los peligros en la región (China, Corea del Norte), los mecanismos para aplicar plenamente el plan (reforma constitucional, cambios institucionales, mejora de la capacidad de defensa, etc.).

A pesar de los cambios realizados, estos se efectúan en medio de una lucha constante y creciente al interior como al exterior. En el país nipón la imagen de un Japón militarista y belicista, lleva a la población a recordar los peores momentos de su historia. La segunda guerra mundial y sus consecuencias están muy marcados en la población de ahí su oposición. Desde la presentación del proyecto ley de Seguridad nacional, en el país se han realizado numerosas movilizaciones, algunas que hacían recordar las famosas movilizaciones estudiantiles de los 50 y 60. Pero no lo es todo, numerosas asociaciones existentes buscan mantener en la memoria de los japoneses las atrocidades de la guerra. Esto es visible en diversos textos, exposiciones, conmemoraciones, programas televisivos, incluso en las telenovelas o drama tal es el caso de los drama Umechan Sensei (2012), donde la infancia de la protagonista muestra las duras condiciones de los primeros años de postguerra; Gochisosan (2013) donde la protagonista pierde a uno de sus hijos durante la guerra o una de las últimas telenovelas, Massan (2014 - 2015) que es la historia de la esposa de uno de los pioneros de la producción de whisky en Japón. En esta última telenovela se puede apreciar las dificultades y restricciones durante el período militarista de los años 30 y las persecuciones vividas por la protagonista. En ciudades como Hiroshima y Nagasaki las conmemoraciones son más aún frecuentes por razones obvias. En el exterior es conocida la oposición de China, las dos Coreas, Taiwán, asi como Rusia, país que Japón busca normalizar sus relaciones lo que supone un acercamiento considerado como preocupante por una parte de las autoridades norteamericanas quienes ven con mucha atención toda tentativa de alejamiento por parte del más “fiel” aliado.

El país vive probablemente momentos históricos y cada vez se avizora futuras contiendas entre defensores y opositores a las reformas de Abe. Por primera vez en décadas, el país redescubrió las movilizaciones, limitadas y sin dirección reconocida cierto, pero que presentan una juventud más concientizada, juventud de la década perdida, de la desnatalización y de cambios en el aspecto militar. El regreso de Japón en la geopolítica mundial puede ser también el regreso del pueblo japonés en el proceso político del país.

(1). The Washington Post, 4 de octubre 2015

(2). Ivan González Pujol, “La evolución interpretativa del artículo 9 de la Constitución de Japón”, Asiadémica, 2014, No 3

(3). La resolución 1816 dice: “[El Consejo de Seguridad] alienta, en particular, a los estados interesados en el uso de las rutas comerciales marítimas situadas frente a las costas de Somalia a que aumenten y coordinen sus esfuerzos por desalentar los actos de piratería y robo a mano armada…”

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(4). Mario Laborie Iglesias. Japón, de vuelta a la geopolítica, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2014

(5). National Security Strategy, 13 de diciembre de 2013

Christian Alfonso Mostacero es socio de infoLibre

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