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La Unión no siempre hace la fuerza

Rajoy, tras la presentación del recurso ante el TC: "Se está quebrando todo"

Gonzalo de Miguel Renedo

Tras el cruel atentado del 13-N en París, el presidente Hollande ha apelado al tratado de la Unión para pedir la ayuda de sus aliados y hacer un frente de cara a la ofensiva yihadista. La cláusula de asistencia mutua del pacto de Lisboa dispone, en su artículo 42,7 que cuando un Estado "es agredido", todos los países lo son. Los 28 socios ya han confirmado su apoyo. Veremos en qué se concreta tanto gesto.

Mientras, en España, se habla de otro pacto, del pacto contra el yihadismo, suscrito en febrero de este año por los dos principales partidos en aquella fecha, pacto al que se ha adherido Ciudadanos sin rechistar. Las elecciones están cerca y no conviene poner reparos en asunto tan peligroso, electoralmente hablando. Podemos, por su parte, ha informado al presidente Rajoy de que prestará toda su colaboración, pero no suscribirá el citado pacto por entender que no resulta apropiado para la lucha antiterrorista. Actitud valiente la que va contracorriente en materia tan espinosa y en la que suelen triunfar más las reacciones fieles al discurso oficial que las que discuten el statu quo convencional.

Este desmarque político de la formación morada ha sido aprovechado por Javier Maroto, uno de los vicesecretarios del PP, para lamentar que España no pueda alardear de la unidad contra el terrorismo que luce el país galo. Miente una vez más el exalcalde vitoriano, dejando caer, como quien no quiere la cosa, que quien no firma su pacto, un pacto de dudosa eficacia, como recuerda Javier Valenzuela en su artículo Así vamos mal ("tiene la misma eficacia que la declaración de Miss Kentucky a favor de la paz mundial"), que quien no hace lo que ellos dicen no está en contra del terrorismo. Conmigo o contra mí, conmigo o con los malos.

Y presentadas las dos proposiciones, atemos cabos. Respecto a la colaboración solidaria solicitada por Francia, Rajoy ha informado que no participará en los bombardeos franceses. Y no por falta de aviones. Más bien por la cercanía de elecciones, que la guerra es muy mala consejera de cara a las urnas. Y es que Rajoy teme la guerra más que a un nublado. Hasta el 20-D ya pueden tirar la Tour Eiffel que él tratará de retrasar cualquier participación en una intervención bélica. Todo lo que está ganando con el affaire catalán podría irse al traste con una partida repentina de juegos de guerra. Por eso, a Rajoy le ha salido ahora la vena dialogante y no la belicosa de hacer cumplir la ley a rajatabla, como cuando habla de los independentistas catalanes. ¡Qué belicistas se muestran con los compatriotas, por más que quieran separarse, y cuánto arrastran el índice con los auténticos enemigos de la democracia occidental! Yo casi hablaría de gatillazo en toda regla del Gobierno Rajoy. Para justificar su no intervención en la guerra declarada por Hollande, afirma Rajoy que éste "es un tema muy serio, las cosas hay que pensarlas, hay que coordinarse muy bien con los aliados y cuantas menos opiniones demos en esta materia, pues mejor". Reconozco que sobre esta última acotación no tengo ni idea de qué ha querido decir, pero supongo que nada. Pues bien, en relación con el pacto antiyihadismo, lo único que ha solicitado Pablo Iglesias, antes de rubricar nada, ha sido sentarse a hablar sobre el contenido de su pacto. Yo pienso que el líder de Podemos comparte el fin del pacto pero no los medios, y por ello quiere hablar. Pues bien, ¿qué pensaría Rajoy si Hollande le dijera: '¿te apuntas a mi guerra o te apuntas? Y déjate de historias'. Pues pensaría que no son formas y me parecería acertado su criterio de pararse a pensar, estudiar y planear qué hacer. Vamos, nada que no le haya dicho Podemos al Gobierno sobre su pacto antiyihadismo. Que ya vale de contratos de adhesión vestidos de acuerdos sin fisuras. Claro, que a lo mejor el presidente francés no es tan ecuánime; a lo mejor no le gusta tanto hablar después de la cosecha letal que le ha dejado el fanatismo ciego, valga la redundancia; y a lo mejor decide acusar a España de no estar contra el terrorismo. Siguiendo la dialéctica 'Marotil', la de la unidad que yo diga, quizás surja un Maroto galo que acuse al Maroto español de no estar contra el terrorismo sino con los terroristas.

En fin, lo que está claro es que estamos desnudos frente a este terrorismo suicida, una amenaza que nos hace suspender de manera preventiva partidos de fútbol y conciertos de rock. Nadie puede asegurar ya la seguridad total, pese a contar con depurados medios tecnológicos, como nos recuerdan los expertos. Ni las armas más complejas pueden hacer nada contra la determinación de la voluntad humana de usar la propia vida como proyectil. Y desde luego, mucho menos pueden hacer pactos como el del antiyihadismo, que son papel mojado y que sirven para lo que sirven, para que parezca que los políticos oportunistas hacen algo. Y también para ser empleados como arma arrojadiza entre quienes forman un mismo bloque.

Gonzalo de Miguel Renedo es infoLibre

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