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¿Hipérbole desafortunada o ‘mala baba’ sectaria?

Amador Ramos Martos

“Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”. La frase de Montaigne –al que gusta mencionar la destinataria de mi comentario–, que no mía, viene a cuento de la polémica desencadenada por el tuit publicado en Twitter por Cayetana Álvarez de Toledo acerca del “falso traje” que el rey Gaspar lució durante la cabalgata de la noche de Reyes, y que provocó su irritación al comprobar la frustración generada en su hija de seis años por el engaño.

Polémica, a todas luces –en mi opinión– fuera de lugar por inadecuada, innecesaria, desproporcionada y, lamento decirlo, ridícula.

Yo,  Cayetana, –no sé si es correcto el tuteo en estas situaciones– a los seis años ya descubrí que los Reyes Magos eran los padres, lo que por una parte me hizo perder la ilusión inocente por el hasta entonces mágico acontecimiento y empezar –lo digo en tono de humor- a desconfiar de todo y no fiarme de nadie, ni de mis padres.

Yo, a Savater lo sigo y leo desde hace años, pero a diferencia de ti, mis fidelidades ideológicas o intelectuales siempre… lo que se dice siempre… no son patrimonio exclusivo de Savater, al que respeto profundamente… ni de nadie.

Utilizar un inocente comentario infantil realizado por una niña de seis años –hija tuya para más inri– acerca de un asunto sin trascendencia y exponerlo públicamente en Twitter considerado por ti como: “un vertedero y la tumba de la inteligencia” en un intento de desacreditar políticamente a la “dogmática y adánica” Manuela Carmena alcaldesa elegida por los madrileños, me parece imprudente como madre, cínico como tuitera habitual que eres del vertedero del que tanto abominas, tremendamente elitista en el peor sentido del término, insultante para el resto de chiquillos ignorantes del “monumental” engaño que vibraron alegres e ilusionados durante el evento, y lo más grave si era su finalidad última… por la intencionalidad política del mismo.

Pero lo peor, tras la respuesta desencadenada por tu comentario en el “vertedero de inteligencia” que es para ti Twitter y lejos de reconocer lo desafortunado del mismo y disculparte, lo que habría zanjado definitivamente esta ridícula y estéril polémica, te lías a desbarrar “enfatizando” (el agravante según Montaigne) altiva, insolente y frenética contra las hordas de tontos, chavistas, podemitas, emisoras de radio, televisiones, prensa de calidad… sin dejar títere con cabeza. ¿No te sorprende tan amplio consenso y lo transversal de las críticas?

Cayetana, como dice Chomsky: “Si no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, no creemos en ella para nada.” ¿Lo coges?

No hay ninguna confabulación de las hordas revolucionarias, cainitas, guerra civilistas y mediáticas en tu contra, ¡no delires!. Ocurre simplemente, que expresar opiniones en público tiene sus servidumbres y lo que te debería hacer reflexionar –a ti Cayetana que te halaga que te asignen el rol de “musa heterodoxa” y moderna de la derecha que casa mal con tu responsabilidad en la radical y ultra neoliberal FAES–, es que estás pagando el precio de un comentario absolutamente prescindible, realizado libremente, ofensivo por lo hilarante del mismo para otra gente y que te ha aupado por unas horas a la cumbre del trending topic del “vertedero” de Twiter –y de otro medios– donde no solo ni siempre Cayetana, tu participas en el mismo y lo sabes bien, se evacuan hablando coloquial y metafóricamente… “cagadas mentales”.

En Twitter como en la “viña del señor” Cayetana, hay de todo: inteligencia, reflexión, humor, críticas, insultos, originalidad, sandeces, sexo, arte, mediocridad, sátiras, debate, provocación, mística, buen, y mal gusto, ideología… todo eso sí, demasiado volátil, demasiado visceral a veces, precipitado en exceso y por tanto, irreflexivo, calenturiento, lo que en ocasiones si no sabes morderte la lengua –controlar los dedos sobre el teclado– a tiempo, puede inducirte a cometer deslices de los que puedes después –no sé si será tu caso pero no me da esa impresión- arrepentirte.

Pero sobre todo Cayetana –y es lo que molesta más al poder– el vertedero es "viral”, inaprensible, libre, global e incontrolable, lo que choca contra el intento de concentración monopolista de la información que los verdaderos poderes quieren estabulados y bajo su control. Pero si participas en él –yo lo dejé hace mucho tiempo- no puedes quejarte.

El vertedero tiene sus servidumbres y sus leyes, si tú lo consideras la tumba de la inteligencia y te consideras a ti misma inteligente, Cayetana, y si tanto te disgusta y te frustra, no sé qué pintas en él, la solución es muy fácil, solo tienes que dejando aparte el ego, cerrar tu cuenta y… borrarte.

Creo honestamente –ya acabo– Cayetana y volviendo a Montaigne, que nadie está libre de columpiarse -en un momento de calentón– dialécticamente, pero insisto, hacer público el comentario inocente y sin maldad de tu hija para maliciosamente desacreditar a un adversario político, es de una falta de pudor y de tacto impropios de una persona inteligente, educada en Oxford, cosmopolita, historiadora, periodista, política, ex diputada y además… noble, marquesa.

Saludos Cayetana, deseo que se hayan portado bien contigo y tu familia –muchos quizás no hayan tenido tanta suerte– estos “desaliñados” Reyes Magos, ya sabes… ¡cosas de la Carmena!

PD: Por cierto, estuve viendo en la tele la cabalgata de Reyes la tarde noche del 5 de enero con mis nietos de 6 y 3 años –que tenían gripe– arrebujados los tres y calentitos bajo una manta en el sofá. A pesar de la fiebre, de sus toses y mocos y de los engaños ridículos de la vieja bruja “amarga niños” y podemita que es Carmena, disfrutaron inocentes de la cabalgata, y yo con ellos viéndolos infantilmente ilusionados, felices y sonrientes.

Amador Ramos Martos es socio de infoLibre

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