Librepensadores

¡Pisoteando hoy lo que firmaban ayer!

Mario Diego Rodríguez

Un buen ejemplo de lo que valen para la burguesía europea los tratados, leyes y disposiciones que hacen adoptar por sus representantes políticos en Bruselas, son las medidas propuestas o aplicadas en nombre de la lucha antiterrorista o para oponerse a la entrada de los migrantes en Europa.

Inexorablemente éstas militan hacia el restablecimiento de las fronteras entre los diferentes países de la Unión Europea. La multiplicación del conjunto de medidas policiales tomadas, está vaciando de su contenido lo que, tan orgullosamente, los dirigentes políticos europeos nos presentaban como un “valor fundamental” de la Unión Europea: “la libertad de circulación de las personas”.

Las primeras víctimas de estas medidas cada vez más represivas son los migrantes. Las condiciones de acogida empeoran cada vez más y se extienden, poco a poco, por efecto de imitación, a cada vez más países. Como si esto no fuera suficiente, Dinamarca acrecienta la crueldad incautando una parte del dinero efectivo, con el que los refugiados llegan al país, so pretexto de cubrir los gastos generados por su acogida.

Esta actitud de Dinamarca ha ocasionado algún que otro hipócrita derramen de lágrimas por parte de algunos dirigentes europeos, pero tanto los dirigentes que han participado al derramen como aquellos que no lo han hecho, nos son menos crueles cuando exigen a Turquía más “eficacia” en el control de sus fronteras con Europa y que los encierren en campos de refugiados a sabiendas de lo que esto significa: violencia y brutalidad por parte de la policía por un lado y por otro, condiciones pésimas de salubridad y supervivencia.

Condiciones de salubridad y supervivencia pésimas especialmente porque los dirigentes de la Unión Europea se niegan a pagar los tres billones de euros prometidos al gobierno turco para ayudarlo a financiar esa política.

Tampoco se muestran menos crueles cuando exigen a Grecia ser más decisiva en la contención del flujo migratorio e incluso, después de haberla sometido económicamente, ahora la amenazan de expulsarla del espacio Schengen o de lo que, dentro de poco, quedará de él.

Esta política se puede tildar más bien de cínica que de hipócrita. Después de haber abierto las puertas a toda clase de emigración, cuando se necesitaba mano de obra barata o no, para poder incrementar así los beneficios acumulados por los accionistas, hoy, periodo en el que los accionistas se niegan a invertir en el sector productivo para hacerlo en el sector financiero, mucho más benéfico para sus arcas –por lo cual no se necesita mano de obra, ni barata ni cara, ni nacional ni extranjera– hoy, cierran las puertas.

Mientras, miles y miles de mujeres, hombres y niños, siguen llegando a la poterna de la “fortaleza Europa”, si no han perdido la vida por el camino, para pudrirse en campos de retención.

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

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