La portada de mañana
Ver
El PSOE se lanza a convencer a Sánchez para que continúe y prepara una gran movilización en Ferraz

Librepensadores

El doblaje y la mediocridad de todos

Armando Orera Gracia

Es el primer artículo que escribo para un periódico, por lo que desde mi inexperiencia voy a describir mi situación actual y el origen de mi interés por esta cuestión.

Soy una persona de mediana edad, con una diplomatura universitaria. Hace unos años, siete en concreto, me interesé por adquirir más conocimientos; y, como en verano viajo por Europa, quise aprender inglés. Tuve la suerte de entrar en la Escuela de Idiomas –pero esa es otra historia– y después también comencé a estudiar la licenciatura de mi especialidad.

Como me dilaté en el tiempo con el aprendizaje del inglés, quise ir aprendiendo la pronunciación viendo películas en original, o sea sin doblaje al español.

Al cabo del tiempo, a la vez que aprendía la forma de hablar inglesa, me fui acostumbrado a las películas en original, sin doblaje al español. Me di cuenta que las películas dobladas eran aburridas, sin embargo las originales tenía matices de la voz que daban sentido completo a la trama.

Al cabo del tiempo, rechazaba las películas dobladas y, aunque, mi mujer al principio se hartó un poco de mi constante crítica, al final le picó el gusanillo. Ahora sólo ve películas dobladas, las demás en original con subtítulos en castellano. 

Pero, entremos de lleno en la certidumbre que os quiero transmitir:

En la mayoría de las familias, se consume muchas televisión, muchas películas, el ocio fuera de casa requiere un gasto, dentro no. Las películas dobladas transmiten la imagen de unos personajes, con unas personalidades donde nos miramos, estos personajes tienen un discurso antinatural, plano, las voces no son de ellos son de los dobladores.

Esta puesta en escena de discurso plano, sin matices, antinatural, se ha socializado, ha creado el modelo social de comunicación. Con el resultado de inhibición de los españoles a la hora de comunicarnos, o como mínimo de una dificultad añadida, pues el modelo al alcance de todos, universal, gratuito y no es natural.

Como he dicho, curso estudios de licenciatura; en la universidad la actitud de los compañeros jóvenes era desolador: poco participativo, nulidad para el debate, dificultad para hablar en público a la hora de las exposiciones en clase. También es verdad que se trata de la Universidad Politécnica y algo de cabezas cuadradas sí hay, vamos que se prefiere la exactitud de una palabra a decirlo en mil palabras, pero la actitud de mis compañeros no era de decir libremente una idea que podía ser sucinta y exacta, la actitud era un poco inhibida a mi entender.

También hago teatro, y aquí se vuelve a repetir el modelo, inhibición, dificultad de comunicación verbal y no verbal, pienso que ha hecho carne entre nosotros, los españoles, la inhibición.

Claro la actitud de los ciudadanos de un país es fundamental a la hora de actuar en la vida social, sino somos personas proactivas, capaces de resolver los problemas del día a día o los importantes a largo plazo porque nos inhibimos por naturaleza, pues no se resuelven, otros nos resolverán, los inventarán, nos construirán, nos inventarán, y nosotros seremos sus camareros, como ahora ocurre.

No es que haya encontrado la piedra filosofal, la clave, pero desde luego es un ingrediente, de un modelo de comunicación dañino, que solo sirve para aburrirnos y en el mejor de los casos como somnífero, pero que al estar acostumbrados, lo vemos natural, y eso es lo terrible, lo antinatural lo asumimos como natural.

Un poco de historia, el doblaje empezó casi con la creación del cine, los países, con un sentimiento nacionalista de protección contra el colonialismo cultural, optaron por doblar las películas al idioma del país, en vez de subtitularlas.

Los años 20 y 30 del pasado siglo, con el auge de los ultranacionalismos, se alimentó esto. En España, el ultranacionalismo nos duró 40 años más que en el resto de Europa y eso ha tenido una incidencia en el abuso de este tipo de visualización y lo poco extendido que está la visualización en original.

Eso sí, hoy en día se pueden ver muchas películas en original y con subtítulos. Pero falta algo, hay un vacío, no se ha hablado, no ha habido confrontación de ideas de expertos y ciudadanos normales, que aclaren socialmente, qué modelo es el que tenemos que aplicar, qué modelo es el que se va a potenciar en la cultura del país: dobladas u original.

Bien, entrando en los profesionales del doblaje en España. Entro como elefante en cacharrería, por mi desconocimiento de este mundillo, pero pensando que es una profesión muy exclusiva y endogámica seguramente –y viendo sus obras de ahí– deduzco que hay un porcentaje minoritario que se esfuerza, hace bien su trabajo con lo que consigue un producto decente, y hay otro porcentaje mayoritario o no pero que consigue quedarse con el mayor volumen que es mediocre y pienso que le importa poco el resultado del producto que sacan.

No me importa que haya gente que se sienta ofendida ni tengo miedo de los que defienden a ultranza sus intereses estamentales, ni que como un bloque se defiendan con el socorrido “somos profesionales que lo hacemos lo mejor que sabemos”, para mí la cuestión es crítica, no valen contemporizaciones.

Creo que esta cuestión, la cuestión de la actitud de la ciudadanía, su capacidad de contestación, incluso su capacidad de superación, de crecer, de crear, es crítica y los Gobiernos deberían tomarlo como un estratégico en su gestión.

Pienso que se debería abrir un debate, puede servir este artículo, este periódico, sobre el doblaje y su incidencia en la psicología del individuo, seguramente si se abre, yo, aprenderé muchas cosas y los demás también.

Seguramente, me enriquezca, me consolide en algunas de mis convicciones y otras desaparezcan y vea que estoy equivocado.

Pero lo que tengo seguro es que el debate sobre esta cuestión, nos enriquecerá, por lo menos a mí.

Armando Orera Gracia es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats