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En estas elecciones, la clase obrera no ha perdido nada (todavía)

Mario Diego

Al contrario de lo que se puede leer en la mayoría de titulares, pienso que no ha sido el PP quien ganó las elecciones, han sido los vendedores de quimeras quienes las han perdido. No lo digo porque no sepa perder –considero que no he perdido nada en estas elecciones–, lo digo porque los contrincantes del PP se lo han puesto fácil.

Ninguno de ellos ofrecía una alternativa real de cambio en el que el conjunto de la clase trabajadora pudiera reconocerse. Ni el supuesto gobierno del cambio (PSOE-Ciudadanos) que el PSOE defendía y sigue defendiendo a pesar de haber perdido 5 escaños y como siempre culpando al otro, ni los bandazos tanto de Podemos como de Izquierda Unida –lo que era malo un día era bueno al siguiente y como el PSOE culpando hoy también causas ajenas o culpándose entre ellos– podían movilizar a la clase trabajadora en general y obrera en particular.

Aquellos quienes –después de haberse sentido defraudados una y otra vez estos últimos años– esperaban que esta sería la vencida, han sufrido una decepción más. Excepto el PP, los demás partidos políticos pierden votos o escaños o las dos cosas a la vez.

Esta situación es debido a las ilusiones con las que el reformismo (antiguo y nuevo) adormece a la clase trabajadora ofreciéndole como perspectiva cambiar su suerte votando por ellos, haciéndole creer que quien gana las elecciones detenta el poder.

En el PP están muy contentos y enarbolan sonrisas de felicidad, no obstante su resultado no es para lanzar cohetes. Sus electores representan el 21,7 % del censo electoral. Hace tan solo unos días, Mariano Rajoy declaraba que solo se presentaría a la investidura para gobernar si contaba con una mayoría holgada pensando en la suma PP-PSOE. Si no se desdice…

El PSOE está muy contento, se mantiene en votos (15% del censo electoral) pero pierde 5 escaños. Para el PSOE, no cabe duda, su resistencia ha sido heroica, no les importa haber perdido cinco escaños, siguen siendo la primera fuerza política de la oposición, es lo principal. No obstante, por muy contentos que estén, sus mayores problemas aún les quedan por resolver. Pedro Sánchez, declaraba que no facilitaría un gobierno del PP, ni por activa ni por pasiva. Si no se desdice…

Los votantes de Unidos Podemos representan el 13,75% del censo electoral. A pesar de haber sido la única novedad en estas últimas elecciones pierden un millón de electores, comparando sus resultados con los obtenidos por separado (Podemos y Unidad Popular) en las elecciones de diciembre pasado. No es de extrañar. Está claro que en ese millón se encuentran miles y miles de electores de Podemos. No se puede defender una cosa y su contraria –por muy doctor que sea uno en Ciencias Políticas– sin perder electores. Como está claro que también se encuentran miles y miles de electores, simpatizantes o militantes de Izquierda Unida.

Me parece una ingenuidad creer que la consulta que IU realizó entre sus militantes haya sido ejemplar desde un punto de vista democrático. Para que un voto interno –ya sea en un partido político como en no importa qué organización o asociación– pueda ser vinculante el quórum debería alcanzar por lo menos el 51% del censo, no ha sido el caso y con diferencia.

Los militantes y simpatizantes declarados por IU son 70.000, los militantes y simpatizantes que participaron en la votación, 20.000. O lo que es lo mismo, menos de un 30% de participación. De dos cosas una: o los militantes declarados por IU no son la cantidad que pretenden o la dirección de IU, con la aprobación de la del Partido Comunista, forzó el pacto con Podemos. Por lo cual, decir que una parte importante de los electores perdidos por el camino son electores de IU porque no estaban de acuerdo con el pacto, no supone una herejía.

Los que más crédito han perdido en estas elecciones han sido las empresas de sondeos y, al igual que muchos políticos, para eludir sus propias responsabilidades consideran que la culpa de los pronósticos erróneos no la tienen ellas, no, ¡la tienen los votantes de Podemos que se abstuvieron! ¿No sería un error hecho a propósito?

Durante esta campaña electoral  –¿será la última?– se viajó mucho a Venezuela o a Grecia, pero curiosamente a nadie se le ocurrió viajar al otro lado de los Pirineos. Por parte de los enemigos declarados de la clase trabajadora no es extraño, pero por parte de aquellos que pretenden defender sus intereses es significativo.

Es hacia Francia donde hay que dirigir la mirada, la clase trabajadora francesa nos está señalando el camino que debemos emprender para defender nuestros intereses porque nadie lo hará con más afán que nosotros mismos.

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Mario Diego es socio de infoLibre

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