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El Alvia, los aviones, la calidad... ¿dónde estamos?

César Moya Villasante

Los comentarios que se vierten en este periódico libre me han hecho escribir estas líneas que solo pretenden alertar sobre la calidad deteriorada de ciertos servicios de transporte y que pueden repercutir en ciertos peligros.

He trabajado 45 años en la aviación, con tareas siempre en el mantenimiento de las máquinas. He participado en el estudio de algunos accidentes importantes y, obviamente, sé de lo que escribo. El tema del Alvia de la curva de Angrois, con la reciente aparición de un informe europeo que censura el realizado en España por su falta de independencia, es algo que hace necesario reconstruirlo. Pero cómo hacerlo es el problema

Para dar un veredicto autentico de un accidente, a fin de que no vuelva a producirse, es necesario que no haya lineas rojas, tan de moda ahora. Esas líneas son las compañías importantes de aviacion o ferrocarril, poderosas en todo el mundo, ya sean públicas o privadas, y la censura a ciertos directivos que ceden a las presiones económicas con prioridad sobre las de la seguridad y la deontología profesional. Esto quiere decir que no siempre tienen la culpa exclusiva los pilotos del avión o el maquinista del tren, que son los más débiles en cada caso. Puede haber hechos estructurales, como balizas de seguridad no instaladas que corrijan factores humanos, como presiones a los hacedores de la línea para cubrirla con prisas para competir con otras empresas y las prisas pueden evitar acciones necesarias, como un mantenimiento realizado algo precario para evitar gastos y muchas facetas más de carácter profesional que pueden estar rebajando la calidad del producto.

Una calidad que vemos deteriorada en todos los angulos de la vida por culpa de un sistema económico que barre a los profesionales técnicos, a los jueces, a los periodistas y a cualquiera que pueda hacer visible un problema mundial en el que nadie tiene la culpa. Solo aquellos que sufren las presiones para abaratar el producto y que, teniendo que comer y pagar hipotecas, a veces tienen que tragar con acciones poco positivas. Pero los verdaderos culpables son aquellos que dominan el mundo con su poder económico y que no tienen limite en su ambicion. Tambien son culpables los políticos que han cesado en sus obligaciones para venderse a ese poder. Y no podemos dar nombres jamas de un culpable único porque no es verdad.

Estuve 32 años trabajando en Iberia, siendo empresa pública, y jamas tuve un problema de decisión en favor del avión porque la seguridad era lo primero. Me figuro que en toda empresa privada, sea de transporte, o de educacion o de salud, la calidad disminuirá a limites muy peligrosos. Lo estamos viendo ya. Y esto lo denuncio desde mi edad, ya con poco que ganar ni perder. Sé de muchos profesionales que están sometidos a presión de costes que es lo único que se mira actualmente.

Para ejemplo, véase esos grandes almacenes, supermercados, etc., en donde el personal es minimo y nada nos venden. Solo compramos y pagamos. Y ese es el futuro.

¿Alguien piensa en la deshumanización y falta de profesionalidad de ese tipo de mundo? ¿Adónde podemos llegar? ¿Quién se va a oponer a esta mundo algo irracional en donde podemos acabar?

Querido compatriota Rivera

En resumen: no castiguemos como culpable al más débil y construyamos la verdad, cueste lo que cueste. Porque a la larga será más barato. Las baraturas a corto plazo salen carísimas.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre

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