Librepensadores

La clase trabajadora y los medios de producción

Mario Diego

Podría comenzar por la sesión de investidura del 30 y 31 agosto, por las intervenciones de unos u otros, por las réplicas y contrarréplicas, por las mentiras descaradas o por omisión, por las falsedades entonadas con énfasis o las verdades silenciadas, pues no, no comenzaré por ahí.

También podría comenzar por los deseos expresados en un manifiesto firmado por los VIP de “izquierda” para que un gobierno PSOE, C'S y UP vea el día, por la campaña desencadenada por los representantes del ÍBEX 35 y sus voceros para culpar al PSOE de la celebración de terceras elecciones, por la campaña llevada a cabo, por los adeptos tanto de un campo como del otro para explicarnos el drama que representaría ir a esas terceras elecciones, pues no, tampoco comenzaré por ahí.

Comenzaré por el papel determinante y fundamental que desempeñan en nuestra sociedad las trabajadoras y trabajadores asalariados, que tengan la suerte de poseer un empleo o la desgracia de estar en el paro, ya sean jóvenes o no, de los que solo se habla en periodos electorales y de investiduras.

Para éstos las pantomimas parlamentarias no les son de ninguna ayuda en su día a día. La situación política actual está determinada y caracterizada por la profunda crisis del sistema capitalista que desde hace décadas no es capaz de recuperar, ni tan siquiera, el crecimiento especulativo anterior a 2008.

A pesar del cacareo constante del Gobierno y sus esbirros a sueldo con respecto a la creación de empleo y las bajadas del paro apoyándose en estadísticas que nos ponen delante de los ojos ensoberbecidos, lo que ocultan dichas estadísticas es una realidad bien diferente: temporalidad, reducción de la población activa, horas extraordinarias no pagadas, trabajo en negro.

Lo que realmente se está produciendo en nuestro país, como en el resto del mundo, es un ataque sin piedad al conjunto de la clase trabajadora por parte del Gobierno al servicio de los capitalistas quienes realmente son los que detentan el poder. Este ataque se concreta en un incremento de la explotación del trabajo asalariado, bajando los salarios, estableciendo condiciones precarias, recortes nominales, despidos a la carta u horarios extensibles.

Esta situación en la que se encuentra la clase trabajadora es el fruto de la desmovilización general que las ilusiones electoralistas, sembradas por aquellos que pretenden, sin hablar de dar la vuelta a la tortilla como dicen algunos, cambiar la situación desde las instituciones si ganan las elecciones. Y por mucho que Unidos Podemos añadan “y desde la calle”, es decir cambiar la sociedad desde las instituciones del Estado con la presión de la calle, dicho cambio sigue siendo una ilusión. Quien tenga dudas que se lo pregunte a Dilma Rousseff o a Lula.

Mientras los medios de producción sigan en manos privadas y utilizados para incrementar los beneficios de los que los detentan, tanto el PSOE como Unidos Podemos, ya sea juntos o por separado, y ganen cuantas elecciones ganen, no cambiará nada en el día a día de la clase trabajadora.

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Mario Diego es socio de infoLibre

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