Librepensadores

Pedro Sánchez y Hillary Clinton

Juan José Torres Núñez

No me parece muy acertado viajar a Washington para seguir las elecciones presidenciales en EEUU y pedir a todos los españoles que estemos con Hillary, como ha expresado el ex secretario general del PSOE, el señor Pedro Sánchez, en su perfil de la red social Twitter: “Todos/as con Hillary”. Uno es libre de ir donde quiera, pero hay ciertas cosas que necesitan una aclaración. Lo primero que nos viene a la cabeza es si se trata de una invitación. Esto resulta muy dudoso porque en EEUU la palabra socialista no gusta mucho. Recordemos en la novela de Ralph Ellison, Invisible Man, cuando al estudiante que acaban de darle una beca lo interrumpen en la lectura de su discurso: “Did you say socialist?” (¿Has dicho socialista?). A los allí presentes no les gustó la palabra socialista.

El programa de Hillary Clinton no coincide con el de Pedro Sánchez. Claro, sí puede coincidir con el del partido popular. Tanto al partido republicano como el partido demócrata, más moderado, en España se les ve como partidos de derechas. En EEUU millones de norteamericanos comentan que no se identifican con ninguno de los dos candidatos en estas pornoelecciones. Estas personas de la otra América son gente noble y generosa que piensan y sufren. En España no conocemos a estas personas. Se trata de millones de trabajadores y de estudiantes que ven el camino belicista que su país ha tomado, convirtiéndose en una amenaza para nuestra civilización. Esto sorprende en Europa, pues aquí se piensa que Obama, el Premio Nobel de la Paz, es el redentor del mundo. Muy lejos de esta creencia, la otra América, la conocedora de la realidad, la que sabe que Obama ha continuado con las guerras de Bush, considera a Obama responsable de las muertes de muchos niños inocentes muertos por la metralla en Siria, Libia y mejor no seguir. Esta otra América sabe que los martes por las tardes Obama se reúne para seleccionar a las víctimas que los “drones” tienen que matar, según informó un estudio secreto del FBI sobre el terrorismo doméstico en los ya conocidos Tuesday Drone-Killings.

Esta otra América, formada por muchos movimientos, como el de Lyndon LaRouche, opina que Clinton es la continuadora de la gran obra de Obama. Esta candidata, que como ya comenté en este periódico en mi artículo "Doonald Trump o Hillary Clinton", es la “instigadora, junto con Obama, de las guerras que [América] está librando en el mundo”. Como señala Assange: “Ganará las elecciones con toda seguridad porque tiene de su parte al poder financiero de Wall Street y a los medios de comunicación”. En una conversación con Abedin sobre Assange y los correos de Wikileaks, Clinton habló de la necesidad de silenciarlo y toda frustrada espetó: “Can’t we just drone this guy?” (¿Podemos matarlo con un dron?). Este verbo dronearlo me parece una creación fascinante. Esta persona es la escogida por los medios de comunicación aquí en España como “el mal menor” para dirigir el futuro de nuestra civilización.

Esta es la señora, que yo llamo en mi artículo la Dama de la Guerra, la que Pedro Sánchez nos pide que estemos con ella. La "Hillary" que él pide que defendamos, no tiene nada que ver con su programa socialista. Eso esperamos. La otra América de gente buena quiere una alternativa a ese bipartidismo asfixiante que solo significa la continuidad de la guerra, las drogas, la pobreza y la desesperación, aunque en Europa esto nos parezca mentira porque lo desconocemos.

En las últimas semanas estos movimientos han empezado a tener un presentimiento de que quizá este sea el principio de una revolución que acabará devolviéndole la esperanza a la gente y la posibilidad de que puedan crear una sociedad diferente. No olvidemos que en los EEUU existe una enorme energía vital y una gran capacidad de transformación. Estos movimientos creen, como el poeta Shelley, que existe la posibilidad de un renacimiento cultural y la creación de una nueva sociedad con un futuro que no sea la guerra contra Rusia, como ofrece Hillary Clinton, y que en vez de buscar la hegemonía se busque la cooperación con Rusia, China, India y demás países.

En el último tramo de las elecciones, se ha producido un cambio inesperado, casi milagroso. Donald Trump, el “fascista”, el “impresentable”, el “loco”, el “peligroso”, ha tenido una idea sorprendente: ha pedido la implantación de la ley Glass Steagall Act para el siglo 21, advirtiendo que “la descabellada obsesión de Hillary Clinton de demonizar constantemente a Putin puede llevarnos a una confrontación militar con Rusia”, lo que implicaría una guerra termonuclear. Trump puede estar loco pero en esto no hay ninguna locura. Cuando ha dicho que la OTAN no es necesaria, ¿me puede alguien decir que sí es necesaria? A principios de este año, en un correo de John Podesta, Clinton muestra que está en contra de la ley Glass Steagall Act.

La ley Glass Stagall Act, que ya introdujo con mucho éxito el presidente Franklin Roosevelt en 1933, exige la creación de bancos comerciales para que el estado no sea esclavo de los bancos de especulación y también exige dar crédito, como propuso Hamilton, para que la economía de casino no nos lleve a la crisis constante que todos padecemos. Esta ley sigue las recomendaciones propuestas por Lyndon LaRouche en sus “Cuatro Leyes”, con la creación de un nuevo paradigma para la economía mundial. Se trata, pues, de una ley que se opone a la política de recortes que tenemos en Europa, cuya miseria ya todos conocemos.

Hillary Clinton: “Esto es doloroso y lo será durante mucho tiempo”

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La visita del señor Pedro Sánchez a Washington y su invitación a todos los españoles a que estemos con “Hillary”, significa una alineación con las fuerzas de derechas en EEUU y un desconocimiento de las nuevas alternativas que millones de norteamericanos ya empiezan a soñar, como ocurrió en España. La visita también significa el reconocimiento del bipartidismo en EEUU, al mismo tiempo que dificulta una alternativa de gobierno en España.

 

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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