Librepensadores

¿Nación vasca?

Ángel Lozano Heras

Ahora, pactar con el PNV está bien en el ámbito del Parlamento Vasco para la gobernabilidad del lehendakari Íñigo Urkullu. Y es que el socialismo de Euskadi (PSOE-PSE) está de capa caída y con esto van a ver si resucita. Pero los mandatarios socialistas y las poderes financieros, a Pedro Sánchez no le dieron esa oportunidad ni con el nacionalismo vasco ni con el catalán. Y había muchísimos socialistas (Carmona del socialismo madrileño, entre ellos, y muchos barones territoriales) que decían que el PNV es de derechas y, al igual que el CDC catalán, habían aplicado recortes y reformas dolorosas para la ciudadanía. Que el PNV ponía en práctica recetas económicas conservadoras, del neoliberalismo, como el PP de Rajoy. Que a ellos —gritaban estos socialistas— a los soberanistas vascos y catalanes, ni agua, porque, al revés que el socialismo, no buscan el estado del bienestar y la unidad del territorio. Ver, ahora, para creer.

Y encima, este acuerdo de gobierno se ha hecho a escondidas de la tenebrosa Gestora del PSOE, cabreado por ello su portavoz, Mario Jiménez, que parece el Torquemada socialista del siglo XXI. En esta Gestora no están muy de acuerdo con este pacto cocinado a espaldas de Ferraz ¿Pero no era una gestora meramente técnica, nada política? Este nuevo PSOE es un gran caos, sin liderazgo ni rumbo, con “más jefes que indios”. Que si el jefecillo a medias es J. Fernández, que si lo es la jefaza auténtica, la sultana del Guadalquivirsultana, Susana Díaz, con sus palmeros M. Jiménez y Juan Cornejo. También está de “mandataria”, Verónica Pérez, la niña de los peines, mano derecha de Susana Díaz, y que dijo ser la única autoridad socialista –presidenta de comité federal– el día de autos de la “asonada” contra P. Sánchez. Otros de los que quieren mandar mucho son: el gran José Blanco, auto elegido nuevo presidente del comité federal actual; Leguina, Corcuera, Ibarra, la presidenta del PSOE, Micaela Navarro -otra amiga de Susana Díaz-; y luego, los barones exquisitos que odian –y temen- las primarias (J. Lombán, Fernández Vara, García Page). Y, por último tenemos a los exdirigentes socialistas de gran peso y culpables de las últimos cuatros debacles electorales: los Rubalcaba, Elena Valenciano, Trinidad Jiménez, C. Chacón, Jáuregui, Felipe González, el extremeño Ibarra, etc. Estos son los que quieren ahora “refundar” el socialismo; estos que viven tan campantes con sus puertas giratorias y sus sabrosas prebendas.

Pues bienvenido sea este pacto que no se sabe muy bien en qué consiste porque contiene letra pequeña, muy pequeña, y otras muchas ocultas. Hablan de la famosa moderación actual del PNV, pero por muy comedido que nos parezca Urkullu –o solo en las formas– saca más tajada que los catalanes. Hace años, con otros lehendakaris, era al revés: los nacionalistas vascos eran los radicales pro independentismo, y los sensatos, los moderados, eran los catalanes.

Sin embargo, otros ya están con la escopeta cargada afirmando que bien pronto los jeltzales pactarán con EH Bildu y tenderán hacia el independentismo, como los catalanes, así de simplón. Y siempre disparando, no buscando consenso ni entendimientos están los políticos de derechas, socialistas refundadores y medios de comunicación. En el PP vasco, con Alfonso Alonso a la cabeza, ya están atacando con eso de las ansias soberanistas a medio plazo del EAJ-PNV en Euskadi. Y sin embargo, en Madrid contemplan que este acuerdo puede facilitar el apoyo de los nacionalistas peneuvistas a los presupuestos del Gobierno de Rajoy. Es más, creen que impulsarán los contactos ente Rajoy y los peneuvistas, aunque estén precavidos con los temas sociales y de política territorial.

Según lo pactado, entre otros acuerdos económicos, sociales y políticos de gran interés, ambos partidos debatirán sobre autogobierno, sobre el concepto de nación vasca, sobre el derecho a decidir; eso sí, siempre dentro de la legalidad cotidiana (que puede cambiar, y se trabajará para que la Constitución española lo cambie).

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La Gestora del PSOE, aunque a regañadientes, admite que es bueno para España este acuerdo de gobierno entre nacionalistas y socialistas vascos, aunque lo mirará con lupa. Y es que Urkullu defiende ahora con contundencia los derechos humanos para todos, la asistencia a las víctimas del terrorismo y a su memoria; la transferencia de prisiones (algo parecido al acercamiento de los presos de ETA a Euskadi). También aboga por una cultura de paz, memoria y convivencia para “todos”. En el eje de este acuerdo, Urkullu y Mendía, activarán las políticas de igualdad, contra la exclusión social, contra la pobreza. Incentivarán las políticas de crecimiento económico, de más empleo y mejora de los contratos laborales y sus condiciones. O sea, volverán a las políticas del Estado (de Euskadi) del Bienestar. ¿Les dejará Montoro y sus recortes de las cuentas de las comunidades autónomas? ¿La Gestora socialista no les cortará las alas a los socialistas de Euskadi en temas territoriales y de autogobierno? ¿Hablarán de Nación Vasca? ¿Y De Guindos nos desvelará los detalles -muy oscuros- sobre inversión industrial, infraestructuras, I+D+i, transferencia de la seguridad social, y su caja de pensiones, para Euskadi?

Los peneuvistas y los socialistas tienen un margen escaso de votos para gobernar. A la espera, y como guardianes de un gobierno más progresista, están EH Bildu y Elkarrekin Podemos para corregir y nivelar estos acuerdos en Euskadi. Parece ser que el PP y Ciudadanos son aquí convidados de piedra. __________

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

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