Antes de que se promulgue la enésima
ley de educación, quisiera regalarle a los
insignes políticos que la parirán las siguientes propuestas:
1. Que se consulte directamente a los profesores y no a los teóricos.
2. Para el profesorado:
18 horas lectivas y una ratio razonable.
Profesores especialistas para
alumnos especiales.
3. Que los maestros y profesores se dediquen
únicamente a impartir sus materias.
4. Que el profesorado no tenga que hacer guardias, ni
burocracias desmedidas, ni guardias de patio, ni tutorías, ni elaborar partes de incidencia, ni ejercer de jueces, ni elaborar informes y sentencias, ni enviar comunicados, ni recoger dinero para actividades, etc., y pretender, después y al mismo tiempo, resultados espléndidos y maravillosos. Que de todo ello se encargue un personal aparte y exclusivo.
5. Que las
programaciones sean sensatas y claras y que las elabore de una vez la Administración.
6. Que los
inspectores se acerquen a los centros a ayudar; no a intimidar.
7. Que
dejen trabajar al profesorado, que ya bastante tiene con entrar cada día en el aula. Son los héroes anónimos actuales y no esos ricachones que cada fin de semana solo dan patadas a un balón y al contrario.
8. Los
deberes, en casa; y los móviles, también.
9. Y que los
alumnos estudien, estudien y estudien.
Hay más, pero lo dejamos para otro momento. Más que nada para que los sabios del PP, Ciudadanos y lo que queda del PSOE, no se aturullen con estas sensacionales propuestas. De nada.
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Juan Ferrera Gil es socio de infoLibre
Lo has descrito tal cual. Eso es exactamente lo que necesitamos.
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