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II Congreso de Vistalegre por un observador de izquierdas

Franklyn Raúl Estruch Fernández

Ya han quedado atrás las elecciones; y finalmente se formó un gobierno del PP, con la imprescindible abstención del PSOE. El PP, aunque en minoría, cuenta con recursos constitucionales para frenar o parar reformas y propuestas de leyes. Sobre el país y su estabilidad, pende como una espada de Damocles la amenaza de vetos en el senado, y la disolución de las Cortes, si al PP “no se le deja gobernar”

El PSOE continúa sumido en su crisis, sin acabar de reencontrarse. Hoy se debate entre sus barones y sus bases, porque hace rato que ha perdido su identidad, y no ha dejado de moverse en la ambigüedad. Su cúpula está empeñada en mantener el statu quo del bipartidismostatu quo, y ve como un peligro la regeneración democrática dentro del partido y a nivel social, y es más afín al PP en cuestiones de democracia. Socialmente comparte espacios y reformas con Podemos pero bajo los dictados y condiciones de la plutocracia.

Ciudadanos, finalmente se quitó el velo, y dejó su ambigüedad intrínseca, declarándose neoliberal o liberal. Supongo que su idea sea escorar al PP hacia la derecha dura, y posicionarse como centro derecha, donde tendría más perspectivas, al ser un partido joven que podrá sacar pecho de que nunca ha tenido vínculo alguno con el franquismo y la corrupción. Si se impone la tendencia liberal, se simplifica al PSOE y Podemos la rivalidad por el electorado de izquierda.

Ahora mismo está en marcha el proceso de Podemos hacia el II Congreso de Vistalegre, donde se debatirá la estrategia de Podemos, y pudiera entrar también el liderazgo, si no se abre paso el sentido común.

Cobertura mediática única, ¡Que viva el espectáculo!, dicen unos, y ¡Que bisoñería! dicen otros. La mayoría de la prensa lo ha simplificado a una lucha entre pablistas y errejonistas, con un grupo bisagra, al que han denominado anticapitalistas. Y, en parte, tienen razón, porque esto se ha convertido en un enfrentamiento, primero medio disimulado, y ahora público y abierto entre dos profesores universitarios, que ha trascendido el marco de la “universidad” (de Podemos), y donde ninguno quiere ceder intelectualmente, fruto de la arrogancia y de la falta de experiencia política. Soslayando los personalismos, creo que lo que está en debate es sano y es necesario, visto a la luz de un próximo congreso. Eso es democracia, aunque no coincidamos en la forma en que lo están haciendo. Veámoslo por partes.

Programa o estrategia

En las democracias occidentales, y más dentro de los países miembros de la UE, la capacidad de maniobra y de opciones de la izquierda es muy reducida, y sólo es posible dentro de las reglas y normas de la democracia occidental con todas sus virtudes y limitaciones actuales. Otra interpretación sería no entender nuestra realidad. Dando por descartada la vía de la revolución socialista, y el modelo de socialismo real aplicado en los países de la Europa oriental, las diferencias entre los diferentes partidos de izquierdas quedarían limitadas a tres cuestiones: definición de a qué clases y/o grupos sociales van a representar en última instancia; y en consonancia, el alcance de las medidas y leyes que pretenden aplicar si llegan al poder; y por último, los métodos de hacer política. Todo esto en su conjunto nos dirá la orientación estratégica de uno y otro partido de izquierda hacia el centro o más a la izquierda.

Si el PSOE y Unidos Podemos continúan en la lucha por ser los únicos representantes de la izquierda, siempre saldrá ganando el PP. Por otro lado, en el enfrentamiento entre el PSOE y Podemos por el mismo espacio político, por la transversalidad de izquierda, este último saldría desgastado ante la experiencia, conocimientos palaciegos, los lobbies de poder financiero y mediático, y la fuerza de la tradición del PSOE. Ante un mismo electorado, al final estos votarían por "el de toda la vida” y más experimentado; y Podemos perdería, por decepción, a sus bases originales. Perdería su identidad.

En las primeras elecciones y en el intento fallido de formar un gobierno de izquierdas, Podemos perdió la oportunidad de “tomar el cielo por asalto”, y se impone un momento de reflexión y reajustes para poder sobrevivir y crecer desde la oposición. Podemos puede y debe tomar la iniciativa, y a partir de este congreso tratar de escorar al PSOE al centro izquierda, y convertirse en el verdadero partido obrero español de hoy. En definitiva, hace tiempo que en la práctica el PSOE renunció a representar a sus bases obreras. No hay que cambiar de nombre, ni renunciar a las bases que le dieron origen. Se trata de demostrar que se ha renunciado al “infantilismo de izquierda”, que se respetan las instituciones y la Constitución mientras no haya otra o se modifique y que, si se llega al poder, no dejará de representar a sus bases, pero gobernará para toda la sociedad en su conjunto. Tiene que visualizarse como un partido responsable, un partido de gobierno. Tal vez no logre mayoría para gobernar en solitario, pero sí el respeto y la confianza de otros que faciliten posibles pactos y alianzas.

Lenguaje

El principal enemigo que ha tenido Podemos hasta hoy es su lenguaje oral y sus gestos. Esa ha sido su principal barrera comunicativa para llegar a más gente, a más electorado. El simplificar todo lo anterior a malo, todos los políticos con corruptos o casta, el confundir la oratoria de los mítines con la institucional, los gestos con fidelidad, y utilizar el recurso del miedo, del susto, ¿a quién beneficia? Todo eso le podrá caer bien a un sector muy reducido de la sociedad, pero crea desconfianza y predisposición en otros, y pone en alerta toda la maquinaria política y mediática para crucificarlos a priori. Cada vez que yerran en su comunicación, se lo ponen bien fácil al contrario. Ahora, un aparte hacia las redes sociales. Es verdad que llega a mucha gente, rompe el silencio institucional y mediático conservador, pero es un arma de doble filo si te equivocas. En un Twitter (u otro) no se pueden tocar cuestiones estratégicas; no se pueden solventar diferencias de criterios entre sus líderes. Los máximos líderes deben preservarse para mediar, recomponer diferencias, esclarecer políticas, etc; no pueden ser origen de ruido. Esa es una “muchachada”, y una irresponsabilidad.

Método 

Visualizarse desde las instituciones, proponer leyes, reformas; y apoyar o abstenerse en otras; que si bien no son de calado, no deja de ser un paso hacia adelante. Tienen que demostrar que son consecuentes; y eso se logra facilitando todo lo que implique progreso sin dejar de reclamar y denunciar lo que falta aún, o la maniobra política de otros, para mediatizar o dilatar la solución definitiva del problema.

Lo anterior no está reñido con potenciar el recurso de las movilizaciones populares para presionar, visualizar y concientizar a la sociedad sobre problemas sociales acuciantes, que aún no han sido resueltos, o no del todo. Mientras haya problemas sociales e injusticias que resolver, habrá que mantener movilizada a la población en las calles. Eso es derecho de expresión y de movilización, y forma parte de la democracia. La combinación de la lucha en las instituciones con las movilizaciones populares, convocadas por ellos o por los sindicatos, es una fortaleza si se maneja con responsabilidad.

Liderazgo

Las necesidades, las tendencias políticas, incluso empresariales, se abren paso a través de las personalidades, que aportan su impronta, acelerando, inmovilizando o incluso atrasando los procesos, cuando son personalidades negativas. El rol de Pablo Iglesias como fundador y líder de Podemos es incuestionable; y a pesar de algunas inmadureces puntuales que no ha logrado superar, creo que en estos momentos no hay ninguno mejor que él. Pero así y todo, el líder se debe al ideario o programa aprobado por las bases; incluso si las bases estuviesen equivocadas. No veo por qué esa predisposición de Pablo Iglesias a votar en un solo acto, liderazgo y programa. El líder tiene que ser capaz de convencer, de persuadir, de aunar. Si al final resulta que su programa no es el aprobado, entonces algo está mal, y tiene que rectificar; o ya ese no es el partido por el que apostó.

Democracia interna

Democracia es debate, es participación, es elecciones primarias por la vía directa y secreta; es unidad dentro de la diversidad, pero también es orden, y jerarquización; si no, la organización se volvería indirigible; sería la anarquía, sería el caos; y terminaría desintegrándose. Este es el momento del debate, pero una vez finalizado el congreso, los debates deben ser internos. Los problemas estratégicos no pueden ni deben ser discutidos fuera del proceso que conduce a un congreso, aunque siempre habrá que dejar abierta la posibilidad de consulta a las bases para cuestiones muy puntuales, de difícil consenso. Los problemas de tácticas siempre serán discutibles, porque el entorno es cambiante, pero así y todo debe ser dentro del partido. Por mucha democracia a que se aspire, tiene que haber un orden, una dirección, un órgano consultivo y uno “legislativo” (el Congreso).

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¿En qué si puede se debe diferenciar un partido moderno, además de hacer primarias?. ¡Ah!, en la representación proporcional de las minorías dentro de la ejecutiva o consejo ciudadano y en la comisión de garantías, en correspondencia con los votos recibidos. El asegurar voz y voto a las minorías, a todos los niveles, eso es respeto a la diversidad dentro de la unidad. Eso es un partido de nuevo tipo que se está vacunando contra el voluntarismo, el autoritarismo y el secuestro consciente o inconsciente del poder. Si no se da este paso, no se habrá superado el centralismo democrático, sin duda un progreso en su momento, pero que ha actuado como rodillo sobre las minorías, ha acallado a los que disienten, y da participación cada 4 o 5 años.

Si una vez terminado el congreso Podemos perdiera su virginidad política y se reencontrara; si todos cedieran un poquito y dejaran la vanidad y el purito intelectual en las aulas; si la ingenuidad se hubiese transformado en madurez; y si la diversidad se integrara en la unidad, entonces bienvenido sea el barullo. _______________

Raúl Fernández es socio de infoLibre.

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