Librepensadores

Teniendo al señor Trillo, quién necesita al enemigo

Fernando Pérez Martínez

El enemigo no se deja ver. El enemigo acecha el momento para descargar su golpe, recoger su ganancia de oro y sangre, y salir zumbando.

El enemigo se adapta a las necesidades del momento. Puede adoptar la forma de un ejército regular o de una guerrilla imprecisa, o estar integrado por un solo efectivo desplegado sobre el terreno. En ocasiones la fortaleza del ejército enemigo está precisamente en su debilidad, siempre que sea capaz de mantenerse invisible.

No es más letal el ejército por ser más numeroso o por contar con más pertrechos. Es más mortífero aquel que mejor conforma su número y su dotación a las expectativas para las que fue requerido. La mayor parte de las veces no queda otro remedio a los responsables de la dirección de los ejércitos que fijar sus metas en función de las fuerzas y los medios de que se dispone. Lo define gráficamente el aforismo "de la debilidad hacer virtud".

Lo mismo que no es razonable pensar que con un efectivo y una navaja puedas causar 62 bajas al ejército enemigo, sí es factible ocasionar un gran estado de alarma e inquietud con esa sola navaja y ese solo efectivo atacando dianas indefensas de gran impacto mediático. No sé si les suena, pero no es el objeto de este artículo plantear una reflexión sobre la maximización del impacto que unos pocos recursos pueden ocasionar en la sociedad civil aprovechando los propios medios de comunicación de las sociedades modernas y aplicando sin escrúpulos pautas y guías diseñadas por entrenadas mentes de psicópatas inteligentes a los que se ha dado carta blanca.

Desconozco lo que puede aportar la historia militar española sobre la clasificación de los españoles que más bajas han causado al propio ejército español durante los dos últimos siglos. Es fácil identificar a quien más muertes ha producido: el general que enfrentó al ejército contra sí mismo, consiguiendo que cualquier muerto de uno u otro bando fuese militar y español, y que mantuvo su conflicto fratricida abierto durante dos años y nueve meses rindiéndole beneficios largos años. Hay quien pretende dedicarle el nombre de plazas y avenidas.

Quién ocupa el segundo lugar es un particular asunto sobre el que no se han pronunciado las personalidades más cualificadas, o al menos yo he de confesar mi desconocimiento. Opino que en los últimos doscientos años pocos negocios han sido tan letales para jefes y tropa como el de las subcontratas de transporte aéreo que engordó la papada del infausto sr. Trillo.

El enemigo en la actualidad es una figura desdibujada que sólo se identifica por parte de la sociedad como el causante de la muerte de españoles, soldados o paisanos. Ahí el sr. Trillo cobra ventaja sobre sus rivales: supo hacer ganar muchísimo dinero permitiendo subcontratar ataúdes volantes, viejos saldos de los derribos de las repúblicas socialistas de la URSS, y puso fin a la vida de 62 militares españoles que los propios españoles habíamos puesto bajo su responsabilidad.

Roto el encanto del negocio, ¿qué importancia tiene que en un féretro sobren o falten pies o manos? Detalles impropios para el ministro, la carne de soldado muerto es un contínuum equivalente. Ochenta kilos de soldado muerto equivalen a ochenta kilos de soldado muerto. ¿Qué diferencia hay entre dos bolsas con restos humanos correspondientes a compañeros de armas que rindieron la vida en provecho de las intenciones de las órdenes del sr. ministro de Defensa?

El sr. Trillo no puede comprender esas sutilezas de enterrar a los padres, hermanos y maridos porque no cree cabalmente en dios. La gente habla de dignidad y el sr. Trillo se confunde cada vez más cuando oye que hay quien exige su cese.

Volviendo a lo que nos ocupa, Trillo es como Terelu. Se irá cuando quiera la Campos. ______________

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats