Librepensadores

Políticos en caída libre

César Moya Villasante

Vivimos unos tiempos en que la política ya no vale ni tampoco los políticos elegidos. El neoliberalismo ha llegado para quedarse y es una ideología, por llamarle de alguna manera, que consiste en el negocio puro y duro. Lo público pasa a ser cosa menor y poco a poco en el camino hacia su privatización completa, con lo cual los políticos quedan en caída libre por su necesidad precaria para casi nada. Los administradores del mundo son los que lo dirigirán todo en un futuro.

Vemos la llegada de Trump, después de un inicio de Berlusconi, en que nos dicen que solo el dinero tiene valor. Todos esos principios o valores antiguos han desaparecido como siempre escribo repitiéndome demasiado. Pero Trump es el protagonista del mundo actual con actores secundarios en una extrema derecha al alza que tiene los mismos principios, el negocio o el dinero. Nada más. ¿Y a quién representa Trump? A un club que es fácil deducir.

El club no tiene nombre, aunque algunos se lo dan y es algo no diseccionado como empresa o club o lo que sea. Se compone de gentes con un poder económico muy fuerte, eso es indudable, pero, sobre todo, con un interés enorme en figurar como lobby u órgano de poder por una ambición desmedida. No quiere decir que en ese club estén los de la lista Forbes porque puede que ni les interese. Son personas de menos valor económico, aunque fuerte, pero que les puede más la ambición personal o potenciar su ego y que se sepa autor de esas decisiones que cambian el mundo. En este país podríamos dar algunos nombres de algunos políticos ambiciosos que podrían estar en el club pero no quiero equivocarme. En ese club de poco gante, no llegara al 0,1% de la humanidad se tiene un poder omnímodo y decide todo lo económico que se mueve sin que lo sepamos la mayoría. ¿Quién conoce ahora de dónde es una gran empresa o quién la compone en realidad o qué nacionalidad tiene? Nadie. Ellos sí.

Por eso pienso que los políticos actuales se aferran a su silla de forma, a veces, ridícula porque ven peligrar su futuro. Pero es otra clase de individuos que harán lo posible para seguir viviendo de una profesión en decadencia. Pueden, incluso, adaptarse al medio en que vivirán, como el caimán, tratando de justificar un poder que ya no tienen desde ahora. Y no digamos, aquellos que piensan con ideología de izquierdas que ya no cabe en ese mundo solo dinerario. Sería como un ateo metido a cura para sobrevivir.

Mi duda sobre el futuro es si muchos de esos políticos inútiles o corruptos, no los válidos y honrados que aún existen, podrían adaptarse a ese grupo de administradores o lobbies que gobiernan ya. En España sabemos que lo intentan como sea, pero lo que dudo es que se les acepte en ese club de poderosos para los que tener un millón de euros, por decir una cantidad, no les avala para nada ya que las condiciones de los socios son muy distintas y no solo económicas.

En nuestro país tendremos un grave problema con la estructura política que nadie entiende como es la mayor de Europa en número de personas por habitante, pero si es fácil de comprender por los puestos de trabajo que existen de tan poca calidad al haber llevado al país a ser un servicio con sol y gastronomía para los que verdaderamente tienen industria en una Europa algo distinta. Pero deben entender que de aquí a unos pocos años su papel será algo en caída libre que deberán reconocer si el neoliberalismo que ellos mismo apoyan llega a desarrollarse estilo Trump. O sea, que los servicios públicos que ellos gestionan pasen a ser cosa de la caridad. Y conste que así se ha dicho por ese personaje que cito y no me invento nada.

César Moya Villasante es socio de  infoLibre

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