Librepensadores

Imagina un país

Vanessa Fernández González

Vamos a cerrar los ojos un momento.

Vamos a imaginar un país precioso, un país muy plural, hermoso y donde en cada uno de sus rincones hay parajes indescriptibles. Verdes, montañosos y húmedos al norte. Con maravillosas y salvajes playas al sur.

Sus habitantes, variopintos, diferentes pero iguales, son gente sencilla, herederos de unos años terribles, oscuros, y que desde hace casi 40, intentan aprender lo que es vivir en democracia.

Gentes que diariamente luchan como fieras por salir de las dificultades económicas en que les ha sumido una crisis financiera que ha azotado con excesiva crudeza a su humilde economía diaria.

Sin embargo, es un país gobernado y dirigido por dirigentes con grandes patrimonios, instalados en la corrupción más absoluta. Por sus cuatro costados aparecen casi diariamente casos, con nombres y apellidos, de personas que, aprovechándose de su posición, y en detrimento de su obligación de servicio al ciudadano, han intentado beneficiarse únicamente a ellos mismos, cuando no a su partido, familiares y amiguetes.

Es un país donde los jueces son elegidos a dedo, a conveniencia del acusado. Un país donde se proyectan obras faraónicas e inútiles con el dinero de todos, que quedan inconclusas, podridas en sobrecostes, y de las que nadie se hace responsable. Un país donde un ministro del Interior pone al servicio de su partido a un sector de la Policía, a fin de que conspiren para derrocar a sus contrincantes políticos. Un país donde los medios de comunicación más poderosos se venden a los poderes económicos, en pudrimiento de la verdad. Un país en el cual el partido del Gobierno tiene cajas en B, está imputado por financiación ilegal, tiene más de 900 imputados en casos de corrupción y cuyo máximo responsable es llamado a declarar en los tribunales. Un país donde los que tienen que ejercer la oposición conspiran para derrocarse mutuamente dentro de su partido, y un país en el que su ex dirigentes, desde su discurso más rancio intentan dar lecciones de moral a una sociedad que cada vez está más harta de todos ellos.

Este país, rico en todo, está gobernado por un hombre al frente. Un hombre cobarde, que nunca da la cara, que se pone de lado ante los problemas esperando a que escampe el chaparrón. Y lo más inaudito es que le funciona esa táctica infantil.

Ahora vuelve a cerrar los ojos.

Vuelve a imaginar que estás en un país hermoso.

Es un país donde todos trabajamos juntos. Un país donde los que tienen que trabajar por los ciudadanos, lo hacen. Un país donde a quien solicita llevar a cabo un referéndum, se le escucha. Un país donde los dirigentes cuidan e invierten los euros del contribuyente como si fueran suyos. Donde se cuida el medio ambiente con máximo celo, aprovechando los recursos naturales de los que disponen. Donde no hay niños con necesidades, ni familias sin luz, ni aeropuertos sin aviones, ni partidos con cajas sucias, ni despidos en diferido. Un país donde la bandera nacional sea de todos, y no de unos pocos, pero también un país donde cada uno pueda utilizar la bandera que mejor le represente. Y un país donde bajo ningún concepto se permita tener cadáveres en las cunetas, ni genocidas adorados en monumentos inhumanos.

Parafraseando a un gran entrenador de fútbol: gobiernen, no roben y cállense la boca. 

Vanessa Fernández González es socia de infoLibre

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