Librepensadores

El gato de Schrödinger

Jorge Sampedro

Cuando nos dicen los dirigentes de Podemos que estamos gobernados por el IBEX 35, los trasnochados herederos del régimen (léase las derechas patrióticas), se rasgan las vestiduras.

Las que componen el IBEX 35, salvo contadas excepciones, son empresas participadas mayoritariamente por descomunales fondos de inversión, que ejercen su control normalmente a través de los denominados bancos custodios. Pongamos un clarificador ejemplo: si a un ciudadano español le preguntamos quienes son los dueños del Banco de Santander, nos contestará, sin apenas dudarlo, que la familia Botín. Craso error. La totalidad de la familia Botín, ya en su quinta generación, escasamente supera el 0,50% de su valor en Bolsa. Los mayores accionistas ¿del banco español? son el State Street Bank con una participación superior al 11%, Chase Nominees con un 6%, BNY Mellon con un 5%, EC Nominees con otro 5%, Clearstream Banking con un 4%, etc. etc. etc. Alguno de ellos, por su participación, tendría derecho a sentarse en el Consejo de Administración, pero prefiere no hacerlo, no lo necesita, se conforma simplemente con tomar las grandes decisiones corporativas, agazapado en la sombra.

Estas grandes corporaciones son las que deciden quienes nos gobiernan. Son las que nombran a los presidentes y a los consejeros delegados de las empresas que controlan decantándose por perfiles que, además de reunir las adecuadas condiciones gerenciales, sean capaces de establecer lazos de colaboración con los gobernantes de turno. Antes se los llevaban de cacería (La escopeta nacional), ahora, florentinos y cerezos, los agasajan en los palcos de los estadios de futbol.

En el caso de las empresas mayoritariamente participadas por el Estado (de carácter estratégico) fue el liberal gobierno privatizador, a través de su presidente, el que puso al frente a sus amiguetes de pupitreamiguetes (en este caso no se precisaba que reunieran ninguna cualidad gerencial) y así nos encontramos a Villalonga en Telefónica, González en Argentaria, Blesa en Caja Madrid (bueno aquí lo arreglaron con Rato), Pizarro en Endesa, y otros muchos.

Estas empresas, no digo todas, sobornan a los mediocres y corruptos gobernantes, mayoritariamente postfranquistas, inyectando a su partido ingentes cantidades de dinero opaco que les permite presentarse a las elecciones en clara e ilegal ventaja con respecto a sus contrincantes. Su insaciable ansia de enriquecimiento los lleva a controlar al único ente que está por encima de los poderes del estado, al denominado “cuarto poder”, a los medios de comunicación, pues desde ellos saben que dominan y modulan al Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial. Nombran a los presidentes y directores de los medios y con ello tienen la capacidad de decidir las cabeceras de los telediarios o de dictar los editoriales de la prensa. Hoy ensalzo a los míos, mañana difamo a los otros. Y así, a estos españoles que creen que el Banco de Santander es de la familia Botín, entre Sálvame y la Isla de los famosos, les van conformando su criterio.

Hace unos días se celebró la moción de censura contra Mariano Rajoy, contra el presidente del partido y del Gobierno más corrupto desde la muerte del monigote… y no prosperó… era sabido. Felipe González, Inda, Marhuenda, Bieito, Herrera, Caño, Cebrián, etc. etc. etc… y La Cope y 13TV, no lo podían permitir ¿Vamos a prescindir de Montoro, de Bañez, de Guindos, Cospedal o incluso del reprobado Catalá? ¿Vamos a echar de una vez por todas al mentiroso compulsivo Rajoy presunto perceptor de ingentes cantidades de dinero negro? ¿O vamos a permitir que un grupo compuesto por jóvenes con extraordinarios currículos académicos (algunos becados en Harvard) y además honestos y honrados nos puedan gobernar? La solución ya la sabes, apreciado lector. Los dueños del IBEX 35 jamás nos dejarán saber si estos jóvenes podrían hacer por nuestro país lo que están haciendo en los municipios en los que gobiernan: trabajar con honradez, mejorar la vida de sus vecinos y reducir la deuda municipal.

Al igual que en la paradoja del gato de Schrödinger se constata que la única forma de saber si el gato está vivo o muerto es abriendo la caja, para convencernos de lo que serían capaces de hacer los componentes de esta nueva generación de políticos altamente formados habría, también, que abrir la caja. Lo que hace el resto ya lo sabemos. _____________________

Jorge Sampedro Reimúndez es socio de infoLibre

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