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Arrepentíos

Jorge Sampedro Reimúndez

El Partido Popular, genuino representante de la más rancia derecha europea, es el guardián de las esencias de aquellos que financiaron, auparon y mantuvieron durante cuarenta años al infame general. Y los hechos acaecidos durante estos últimos tiempos no hacen más que ratificarme en esta opinión.

Puedo entender, aunque no es fácil, que este partido cuente con más de ochocientos mil afiliados, pues entre ellos hay más de doscientos mil políticos, más de cien mil empleados y cargos de libre designación, otros cien mil empleados a tiempo parcial en elecciones y otras menudencias, unos cuantos miles que están al acecho de cualquier chollo, otros tantos que cotizan por ideología y unos pocos despistados que no saben que ahí no pintan nada. Lo puedo entender y lo entiendo. Pero lo que no puedo comprender es que este partido político plagado de dirigentes ladrones y corruptos, de gentes sin ética, sin el más mínimo atisbo de honradez, de sinvergüenzas sin escrúpulos que deberían acabar todos ellos en la cárcel y obligados a devolver todo el dinero robado, pueda seguir manteniendo más de siete millones de votantes que, a todas luces, se convierten en corresponsables de este expolio al que los españoles, ellos también, estamos sometidos.

Como decía en el artículo de hace unas semanas, el Partido Popular es el responsable del descrédito que están sufriendo las más altas instituciones del Estado: una monarquía, en la que si no fuera suficiente con el Emérito, el Urdangarín y su santa esposa, nos encontramos los wasaps de la campechana y sonriente Leticia a su compi yogui: “Sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you)”. Este pollo, al que tan cariñosamente se dirige la egregia señora, es ni más ni menos que Javier López Madrid, individuo imputado por La Púnica, condenado por las black, detenido por Lezo e investigado por acosar a una mujer. Ahí es nada. Un Gobierno, sustentado por los votantes del Partido Popular, que se encuentra podrido hasta la médula, con su presidente implicado en el cobro de sobres con dinero negro y autor de incalificables wasap, con todos sus tesoreros procesados, con ministros y vicepresidentes en prisión y del que, en este último mes, encarcelan al expresidente de la Comunidad madrileña Ignacio González (del que ya escribí en algún medio de comunicación), lo que provoca al fin la dimisión del conocido “animal político”: la inefable, cínica e irrepetible cazatalentos Esperanza Aguirre, que llegó de la mano del “Tamayazo” y se marcha envuelta en la Lezo. Eso sí, después de haber corrompido todas las instituciones madrileñas y haber presuntamente propiciado por acción u omisión una sangría en las arcas públicas de varios miles de millones de euros de todos los madrileños (también de los que la votaron). A un Poder Judicial puesto en el foco de todos los españoles por la politización de sus órganos dirigentes por acciones tales como que un fiscal jefe Anticorrupción intente presuntamente vetar un registro relacionado con la detención del expresidente madrileño que finalmente tuvo que permitir por la rebelión de la Junta de Fiscales. De ministros y secretarios generales involucrados en supuestos chivatazos a políticos corruptos alertándolos con dos meses de antelación (para que les dé tiempo a destruir pruebas y no tengan que llegar a los martillazos). Y a unos medios de comunicación controlados por los grandes del IBEX y mantenidos por la publicidad institucional que dictan a los Bieitos, Indas y Marhuendas sus editoriales. El director de La Razón, diario perteneciente al grupo Atresmedia, al que también pertenece Antena3, La Sexta y otras muchas emisoras de radio y prensa digital y escrita, conocido contertulio que responde al nombre de “Paco Marhuenda” también ha sido llamado a declarar, en este último caso de corrupción, por coaccionar presuntamente a la actual presidenta madrileña, la señora Cristina Cifuentes.

El indecente Partido Popular tiene el triste honor de contar con más de mil procesados y esto es solo el comienzo. El juez que encarceló al señor González cita a declarar al señor Zaplana (aquel que dijo que estaba en política para hacerse rico). La Fiscalía Anticorrupción investiga la asesoría creada por el señor Montoro por tráfico de influencias. Encausan, por fraude y delito societario, a la señora Dancausa (delegada del gobierno en Madrid). Por si faltara algo tienen que comparecer en sede parlamentaria el ministro de Interior y el de Justicia por las irregularidades en el funcionamiento de sus ministerios y se acaba la fiesta con la reprobación del señor Catalá y del señor Montoro.

La montaña de mierda y mugre se cae por si sola. No cabe un corrupto más.

Tal vez ahora, después de 40 y 20 de saqueo de las arcas pública por parte del Partido Popular, podríamos decir, emulando a Arias Navarro (carnicerito de Málaga), aquello de: "Españoles… Franco… por fin… ha muerto". Ojalá.

Acaban de celebrarse las elecciones en Francia y uno no puede sentir más que una tremenda admiración por sus ciudadanos con derecho a voto, porque ellos sí que no permiten la corrupción. Los honorarios fraudulentos percibidos por su esposa y sus hijas han provocado la derrota del conservador Fillon que solamente un mes antes era el máximo favorito a ganar las elecciones. En España, hubiera ganado por mayoría absoluta. Honrados votantes del Partido Popular: ¡Arrepentíos! ______________

Jorge Sampedro Reimúndez es socio de infoLibre

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