Librepensadores

Incendios y destierros

Francisco Lozano Sanz

En el mes de junio tuvo una gran repercusión un vídeo de un trabajador forestal que estaba apagando un incendio y que se grabó soltando exabruptos y lanzando acusaciones a diestro y siniestro sobre la prevención de los incendios.

No todos los que apagan incendios son bomberos, hay significativas diferencias entre los bomberos profesionales y los trabajadores de las brigadas de extinción de incendios. Sus declaraciones incendiarias, además de mostrar su ignorancia y desconocimiento de la selvicultura y la gestión forestal, son insostenibles: “¿Por qué no se utiliza a los parados y, en vez de 400 euros, se les paga 800 euros para que limpien los montes?”. Declaraciones que han tenido gran repercusión en las redes sociales. Esto me lleva a realizar las siguientes aclaraciones. Sería muy largo explicar por qué existe el matorral y la función que tiene en el conjunto de las masas forestales. (Para mayor información les recomiendo leer la carta que publicó infoLibre). Sobre todo para no repetir los argumentos. Pero, la segunda parte (utilizar a parados para “limpiar” los montes) es aún más grave porque suele ser “argumento” recurrente en charlas de bares, comidas, reuniones sociales y, lamentablemente, en debates de contertulios y opinadores de radio y televisión.

La eliminación del matorral y el sotobosque de nuestras masas forestales es, además de un atentado medioambiental, imposible. La superficie terrestre de España asciende a unos 50 millones de hectáreas, de las que la superficie forestal ocupa el 55,1%, lo que le sitúa en el segundo país de la Unión Europea por detrás de Suecia en bosques, según los indicadores ambientales de 2015 presentados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Dada la superficie cubierta por arbolado de España y la abrupta geografía (la mayoría de nuestros bosques se halla en las cadenas montañosas) Habría que utilizar mano de obra para eliminar el matorral o sotobosque, ya que la maquinaria pesada no podría acceder a la mayoría de las abruptas laderas montañosas. ¿Cuántas miles de peonadas y qué coste para las Administraciones Públicas supondría…? En las zonas accesibles esta roza de matorral se haría con maquinaria pesada, muy costosa y en muchas ocasiones demasiado agresiva para la flora autóctona y para la avifauna. Es, además de económicamente inasumible, un despropósito.

La mayoría de los parados españoles viven en ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña, etc). La mayoría son personas sin relación con el medio rural y el bosque. Muchos de ellos son “parados de larga duración”, o sea mayores de 45-50 años. ¿Cómo gestionar esta ingente cantidad de posibles trabajadores desconocedores de las labores forestales? Pues...

Los trasladamos a cordilleras y sierras, que es donde se hallan las masas forestales –lejos de sus hogares, familias y de las oficinas del INEM–, y los alojamos en… ¿dónde? ¿Hostales, pensiones? Baratas, supongo. ¿Las hay a 800 euros al mes de “pensión completa"? También podemos alojarlos en barracones creados ad hoc en plan campamento militar.

Una vez alojados, los llevamos al monte. Es en invierno la época más adecuada para realizar desbroces, claras, clareos, podas, entresacas y demás “trabajos culturales del vuelo” (término selvícola). En invierno hace frío, e incluso mucho frío en la mayoría de la Península Ibérica. ¿Están preparados estos parados urbanitas, algunos con casi 60 años, para soportar las duras condiciones de la Cordillera Cantábrica o Pirineos, o provincias como Teruel, Soria o Ávila…? Allí en invierno se hiela hasta el aliento. He llegado a trabajar algún invierno con -10º (Soria, Cadenas prePirenaicas, Álava, etc.) y créanme, hay que estar preparado física y mentalmente para ello.

Una vez en el monte, damos a nuestros parados urbanos hacha, desbrozadora o motosierra para que… se corten una pierna o se la corten al avezado parado de al lado, mientras aprenden a utilizar un apero de labranza/desbroce.

Algo parecido se hizo en Alemania y la URSS de Stalin, durante y acabada la II Guerra Mundial, en canteras, explotaciones mineras, granjas colectivas. La revolución cultural de Mao supuso el traslado forzoso de millones de jóvenes (estudiantes e intelectuales) de las ciudades al campo para trabajar en la agricultura.

¿Es esta propuesta del citado y famoso extintor de incendios que –como se dice en el neolenguaje actual: “se ha hecho viral”– y que en bares y tertulias el ciudadano indocumentado argumenta?

Son reflexiones que dejo al lector para que se forme, lea, aprenda, estudie, consulte, escuche a los profesionales, antes de arreglar el monte y el país. ______________________

Francisco Lozano Sanz es capataz forestal y socio de infoLibre

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