Breve reflexión de un hedonista contrariado

Cuando frente a un conflicto político procuras situarte en una posición equidistante, puede que sea tal la distancia que se crea con respecto a la opinión de la mayoría de los comunes que pasas a convertirte en un extraterrestre.

Creo ya nada nuevo esperar de la humanidad y sus miserias. El hombre es tan imbécil que es incapaz de vivir sin estar subordinado a un dios, a un trapo llamado bandera o a una frontera que le diferencie de los que están del otro lado. Sucede que por pulsión narcisista cada cual pretende depender de un dios propio o una denominada patria. Y los hombres acaban disputándose de forma estúpida su servil condición religiosa al servicio de tal o cual dios, o ideología.

El capitalismo no deja de ser un sistema que se inscribe en la continuidad atávica de tal tradición religiosa autodestructiva. Afirmándose en un tridente artificioso: el capital, la ciencia y la tecnología. Arma con la que se pretende situar por encima de las leyes de la naturaleza haciendo gala de un supuesto progreso humanoide que no es más, en su gran parte, que un constructo delirante megalomaníaco,

Siendo nuestro pasaje por la vida tan insignificante y siempre al borde de la tragedia ¿qué nos impide ser más modestos y solidarios? ¿Tan difícil resulta configurar las bases de un bienestar común?

Finalmente parecería que frente a nuestra triste condición depredadora podemos consolarnos con el escenario minimalista de procurarnos un entorno próximo de relaciones amistosas y afectivas arropadas por la fidelidad, y de refugios verdes contaminados lo menos posible, como medio de autodefensa ante la crueldad dominante en el poder. Procurando autogestionar procederes cotidianos sostenidos por la dignidad y el respeto.

Que cada uno procure reconocer en sí mismo el placer de sentir limpia su conciencia, siempre condicionada por nuestra condición errática e imperfecta. ___________

Jorge Ulanovsky Getzel es socio de infoLibre