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Internet y Cataluña

Domingo Sanz

Uno de los campos de batalla social y política más utilizados son las peticiones de firmas en defensa de distintas causas que unos, otros y todos los demás convocan a través de plataformas virtuales especializadas como Change.org y Avaaz. Es probable que nunca lleguemos a valorar en su justa medida lo mucho que internet ha hecho por la paz mediante la creación de espacios en los que los ejércitos enfrentados se encuentran siempre a una distancia prudencial y tienen las manos ocupadas con teclados que no disparan misiles para acabar con las vidas contrarias. Y, dicho sea de paso para seguir alegrando el día, pocos podían imaginar que los tan denostados como exitosos jueguecitos de matar dibujos de personas humanas en movimiento derivarían para mayores de edad en enfrentamientos en los que el arma más peligrosa sería una petición inteligente y los ejércitos enfrentados las voluntades expresadas a base de clics únicos y personalizados.

Aunque los importantes contra quienes se convocan esas campañas, impecablemente pacíficas, suelen recurrir al fácil argumento de cuestionar la fiabilidad del método, lo cierto es que ellos mismos también lo utilizan cuando les interesa, por lo que se desacreditan un poco más, si cabe. Es lo mismo que hacen con la demoscopia cuando aparecen perdedores. Ya es clásica la coletilla esa de que “las encuestas son sólo encuestas”, y un plato es un plato, que los oyentes sabemos que es lo primero que van a contestar ciertos entrevistados tras un CIS deprimente, con lo que, no sé si ellos lo saben, pero satisfacen nuestro placer íntimo de acertar contra el político en la mayoría de las ocasiones.

El caso es que en este momento coinciden dos peticiones en Change.org. Una de reforma urgente de la Ley Electoral para que produjera oportunos efectos a 45 días vista en Cataluña y porque en ese frente se supone que podría favorecer al PP y a los dos partidos que comparten sus mismas intenciones, bien conocidas. La otra pide la inhabilitación de la jueza Lamela por considerar que ha tomado decisiones injustas y desproporcionadas encarcelando a los Jordis, Junqueras y demás. Es evidente que para ambas iniciativas el único éxito posible es el del número de firmas que cada una consiga frente a la otra, pues Rajoy está igualmente atrapado, aunque por motivos distintos. En el primer caso, porque se trataría de un pucherazo electoral impresentable, de respuesta imprevisible por parte de los ofendidos y que podría causar nueva alarma entre los testigos que vigilan desde Europa. En el segundo, porque está en el ADN de los autoritarios resistir a la presión popular. Aún en la duda, que comienza a progresar entre algunos de los de Rajoy, de que dejar lo catalán en manos de la extravagante justicia comienza a ser una política parecida a lo de dispararse a la propia rodilla, y acertar, lo que ahora no pueden hacer es dar ni un solo paso atrás, pues se han quedado bien cojos. Por eso, se lo juegan todo a cara o cruz. Casi cada día se suicidan en salud amenazando, ante la ausencia de un relato creíble, con sus propias intenciones para el día después de lo que podría ser un serio correctivo en las urnas del 21D. Esa fecha que se acerca, justiciera, quizás letal, a la velocidad de un reloj imparable y al que solo ellos dieron cuerda.

Volvamos, para terminar, a la carrera de firmas de ambas peticiones. En el momento de redactar esto son las 12:48 del domingo 5 de noviembre. Mientras la petición de Lamela ha progresado durante las últimas 13 horas a razón de 34 firmas por minuto, la petición de reforma electoral lo ha hecho a una velocidad casi 16 veces inferior, a menos de dos firmas también por minuto. Deduzco que la ventaja de menos de diez mil firmas que en esta hora favorece a la petición de reforma, pues comenzó varios días antes que la de inhabilitación, será enjugada por esta última hacia las 22:00 de hoy, un detalle que usted, si lo desea, puede comprobar.

Toca interpretar la evolución de ambas acciones. Es más que probable que el parón del ritmo en el caso de la petición de reforma electoral urgente se deba, por una parte, a la vergüenza que puedan sentir algunos por tratarse de una iniciativa claramente oportunista y, por otra, a la conciencia que hayan podido tomar los perjudicados de rebote, el PP y el PSOE. Las graves consecuencias que para ellos podrían derivarse de ese cambio en la LOREG, y que inevitablemente afectaría a las elecciones generales en toda España, ya les esté comenzando a doler en las rodillas malheridas, y prefieran perder esta batalla de firmas que arriesgarse a no conseguir, nunca más, ni siquiera una mayoría precaria para gobernar.

Definitivamente, los de Ciudadanos (se dice que son ellos quienes están detrás) se han metido en un jardín empantanado pues, en este momento, ni pueden rendirse, es decir, finalizar oficialmente la campaña, ni volcarse en ganarla. Solo pueden dejar que languidezca.

Mientras, la campaña por la inhabilitación de Lamela no necesita conseguir su objetivo. Su continuidad es la garantía de su éxito, pues los encarcelamientos que ha ordenado la juez garantizan su propio fracaso. En los libros de Historia con total seguridad. Y hasta podría ser que también “legal” en menos tiempo del que parece. ________________

Domingo Sanz es socio de infoLibre

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