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Basilea IV

Fernando Pérez Martínez

Después de la gran estafa que pusieron en práctica con extraordinario éxito los usufructuarios del sistema financiero especulativo, con la sangre todavía fresca en las manos y escondidos tras la máxima “demasiado grande para caer” o, más precisamente “demasiado grande para que los gobiernos de los estados nos dejen caer”, los psicópatas responsables de la carnicería económica, que no tardó en transformarse en una masacre humanitaria; los responsables de miles de suicidios, del descenso a los infiernos de la miseria de familias de las clases medias y bajas completamente inocentes y desprotegidas, de pérdidas mil millonarias en salarios y puestos de trabajo, de muertes prematuras de jubilados privados del sustento que habían conseguido reunir en forma de ahorros de toda una vida, saqueados con la bendición de cuantas instituciones con responsabilidad en la salida a bolsa con creativas y groseras ingenierías contables y misteriosas y aviesas ventas fraudulentas de productos financieros diseñados para estafar la confianza de incautos, con la responsable supervisión cómplice de organismos estatales y financieros que jamás dieron la cara ante las víctimas que propiciaron... ellos, se han adueñado del Comité Basilea IV, que iba a poner coto a sus desmanes.

Después de diez años de travesía del desierto con incontables bajas y sufrimientos que aún perduran, el conocido como Comité Basilea IV responsable desde entonces de rediseñar las reglas del sistema financiero que impedirían en un futuro la repetición premeditada de colapsos tan criminales como rentables semejantes a la gran estafa inefable oculta bajo el engañoso nombre de crisis financiera de 2008, amparándose en la escasa memoria del pueblo descalabrado por dicho fraude, y tras diez años de marear la perdiz después de anunciar “el cambio del sistema capitalista”, asustados por la debacle propiciada por las prácticas del caníbal capitalismo bancario y criminal, consentido cuando no propiciado por los gobiernos, se desdice y a iniciativa de Francia y Alemania, pretende saldar la gran farsa sangrienta que no ha terminado de acuchillar a las clases trabajadoras y medias del planeta, con un “hago que pinto pero no pinto”, o un cambio cosmético que haga que nada cambie, dejando las cosas preparadas para la próxima gran estafa con idénticas prácticas y protagonistas.

Hace unos años los bancos temían ser obligados reglamentariamente, respondiendo a las regulaciones en negociación, a aprovisionarse de cientos de miles de millones de euros para responder ante un timo semejante al conocido como “crisis económica de 2008”. Los analistas del FMI advierten de que el sistema bancario europeo está infracapitalizado.

El Comité Basilea se ha enmendado hasta considerar que con poco más de 90.000 millones de euros el conjunto de los grandes bancos estarán suficientemente aprovisionados para hacer frente a cualquier futura eventualidad. La Federación Bancaria Europea barajaba cifras destinadas a este fin del orden de los 850.000 millones de euros de capital adicional. Con la nueva regulación los grandes bancos europeos tendrán suficiente con un aporte adicional de 36.700 millones.

Basilea IV recibe el aplauso de la banca porque no va a cambiar nada. Según The Financial Times: "El mundo bancario sale indemne". La nueva regulación no va a implicar aumentos significativos en los bancos de los fondos propios para cubrir sus riesgos. Que si quieren jugar, pueden poner en práctica un ejercicio de imaginación estimando quién volverá a poner los cientos de miles de millones de euros que el riesgo de que se produzca la IIª Edición la gran estafa producirá antes de veinte años. Será el mismo que corrió con los gastos de la Gran Estafa de 2008, de la que por cierto los supervivientes todavía no nos hemos recuperado y las decenas de miles que quedaron por el camino jamás se recuperarán. Ya les hemos olvidado…

Como consecuencia del desastre de 2008 el Comité Basilea surgió para endurecer las reglas del sistema bancario. La excesiva opacidad en el cálculo y los modelos de riesgo establecidos por los propios bancos imposibilitan evaluar los riesgos que suponen los miles de millones ocultos en las carteras bancarias. Dicha opacidad permitió la estafa de las subprimes pero la rebelión liderada por los bancos franceses y alemanes condujo a la decepcionante solución de agua de borrajas propuesta por Basilea IV. Todo está preparado para una nueva ronda de lo mismo.

Los incautos ya hemos olvidado la avidez criminal de las bestias que elegimos para que nos gobiernen y sus prácticas dolosas que tantas y tan cercanas víctimas provocaron, pero parece que estamos dispuestos para protagonizar el siguiente episodio corregido y aumentado.

Reza el refrán castellano: “Un tonto jodió un pueblo”. Qué no serán capaces 10 o 12 millones de tontos silencios sólo en España… _______________

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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